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domingo, 15 de julio de 2012

Volar es posible.


Esta semana adormecí varios días seguidos, pero al levantarme me resultaba imposible su recuerdo. Me he dado cuenta que si al despertar memorizo el sueño, mantengo su recuerdo durante el día. Si por el contrario no consigo retraerlo al momento del despertar ya resulta imposible recordarlo.

Hace años, conseguía retornar, volvía al momento exacto donde quedó la ensoñación de días atrás. Me llevaba tiempo. Tenía que persistir en sus recuerdos…hasta que caía dormida y volvía a entrar al mismo sueño. La práctica funciona. Cuesta porque te has de concentrar justo en el momento en que tu organismo intenta relajarse. No vi otra forma de volver a abrir las puertas al mismo sueño. Pese al entrenamiento, no siempre consigues entrar, aunque funcionó varias ocasiones. Hoy esta práctica no la ejerzo, es mucha energía la que utilizas para ser sólo sueños, la vida no cambia, así que ¿para qué tanto esfuerzo?

Anoche me encontraba en el asiento de lo que parecía ser una extensa espesura. Su centro estaba dividido por un serpenteante y caudaloso río. Los montuosos que la cubren son de enorme altitud. Su roca roja y ocre embellece el vasto valle resaltando sus verdes riberas de limpias aguas azules. Me pareció sentirme en Arizona en EE.UU. en el Gran Cañón de Colorado “que no conozco” Junto al río, rodeada de montañas titánicas…sentí estar acompañada.

Intenté franquear fisuras, heridas en las piedras, observar silenciosamente los enigmas que atesoran las entrañas de la tierra. Su macizo rocoso es fuerte como el coral y muy poroso. Tengo la sensación que van a caer sus paredes por el leve aire que mueve mi cuerpo al atravesar sus reservados muros. Hay inmensas salas, vestidas de afiladas armas. Puñales, espadas y lanzas se lucen de apretadas sales, dejando fluir sutilmente la fría humedad.

La penumbra proyecta infinitos reflejos en su propio escenario de marionetas sumidos en la oscuridad. Armados, alzan amenazantes empuñaduras de etérea luz, parecen decir;  "cuidado" no te adentres.

También hay salas donde parece que la humedad en sus rocas esté prohibida. Son de tierra seca, arenosa, fina y evaporada. Parecen estar vestidas con suaves arenas del Sáhara. Al igual que las cuevas de armaduras punzantes que manan del techo, guardan matices similares de colores rosas y múltiples tonos cobrizos.

Me veo invadir una caverna arenosa, allí dormitaremos quedando al abrigo de la afilada temperatura y tenebrosa noche. De pronto, en sueños me veo aletear ”ya intenté volar en algún que otro sueño y desperté sin alzar el vuelo al caer de golpe amortiguado en la cama". Anoche vi elevarme de nuevo sin conocer la pócima que hiciera realidad lo que tantas veces antes fracasara consiguiendo alzar el vuelo. Experimenté un intenso frío que recorrió todo mi cuerpo al atravesar las altas nubes del océano Atlántico. Pude ver la inmensa masa de tierra del continente Americano casi segmentada por la cintura frágil de su centro.


Estando en lo más alto hay un momento en que pienso que pueda ser alimento de otras aves. Desconozco que tipo de ave soy pues no me puedo ver, vislumbro plumas blancas. Mi tamaño no debe de ser muy grande porque de lo contrarío no tendría temor a ser atacada. Pienso que también en la tierra hay riesgos, que el peligro no es mayor…y asumo mi destino sin llegar a pisar mundo, porque con los ojos cerrados, mis oídos permanecen despiertos y oigo hablar bajito... a un pequeño grupo de personas pequeñitas que me han formado cerco...les oigo decir; tiene los brazos abiertos y su cuerpo está rígido como un palo, no la despertéis que podéis hacerle daño. Dicen que a los sonámbulos hay que dejarlos tranquilos, si acaso es preciso sacarles del peligro, guiarlos cogiéndoles de la mano.

miércoles, 11 de julio de 2012

Premonición de los sueños.



Habrán pasado  cuatro, quizás cinco años, era Domingo. Por lo general el día festivo es para  salir, respirar  aire fresco, el  mismo que horas antes exhaló y respiró  el verde suelo que cubre montes y cielo. Eso era al menos nuestra pretensión aunque después según  circunstancias vas haciendo.

Al despertar, sin habernos levantado le resumo el sueño. Era tan reciente y tan breve que se lo conté entero.

Mira…nos hemos visto perdidos, sin saber a dónde íbamos. Después  vi que estábamos sentados en casa de alguien conocido, su voz masculina me resultaba familiar, pero no puedo recordar donde estábamos, ni su rostro, ni si había alguien más, sólo sé que su voz dijo: ¡Tu padre ha muerto!

Dos horas más tarde, ese mismo Domingo,  salíamos a dar una vuelta…y sin saber que pasó "posiblemente  estábamos hablando y no pusimos los ojos donde debíamos" porque nos equivocamos de autovía.

Aprovechando el error, decidimos acercarnos al pueblo, ver a amistades y escasos familiares, vínculos no olvidados.

Primero  visita,  ronda  casa por casa, comer, hablar y dialogando... surgen esas cosas raras, pasa el mundo de los sueños a los hechos. Miguel refiere, ¿qué sabes de tu padre? Contesto que no sé nada desde la última vez que supe de él y contesta: Tu padre ha muerto.

Mi marido que nunca antes había creído en casualidades,  tiene mujer que sueña y acontece. Qué carita puso, aún sonrío cuando la recuerdo. ¿Cómo se puede acertar con los sueños?

Después, por último, antes de partir queda vagar por los recuerdos y realizar el mismo paseo que tantas veces me llevara a la Iglesia, que está en el centro de la plaza del pueblo. Recuerdo ir vestida de fina seda verde, hilada por las finas manos de mi abuela, para ir a Misa Domingos y días de fiesta.

Olfateo  sus calles, antes eran terrosas, ahora las cubre el alquitrán…"me alegra ver en su pulido asfalto bolitas redonditas que dejan los rebaños al volver de su paseo"…!cuanto me alegra ver ovejitas  y cabritas…te dices por tus adentros!, añoro esta tierra de buenas costumbres que  guarda en sus  aires  olores viejos.

La higuera de la carretera que baja al pueblo aún vive, sus  jugosos higos se deben a la soledad que agudizó su esencia para no sentirse sola, cautivando a viandantes con el néctar de sus frutos. Guarda aroma dulce y en su base de tierra hay sonata de zumbidos, insectos borrachos empalados de jugo. También es menú de gorriones y otras aves que acuden  a la fresca, cuando no aprieta el calor, para alimentar las hambrientas bocas de sus nidos.


!Cuanto echo de menos el pueblo!.Si pudiera, compraría la casa de los abuelos…pagaría cualquier precio. Ahora la habitan seres ajenos !ojalá fueran familia para poder sentarme en su corral y bañarme en un barreño! Tendría animales, los mismos que tuvieron los abuelos. Volvería a plantar la pasionaria y rosales blancos y plantaría de nuevo  el melocotonero  que había en el centro. Recuerdo sentir morirme  cuando un verano en vacaciones,  vi serrado su ostentoso cuerpo. DIOS MÍO ¡ABUELOS, QUE HABÉIS HECHO! Era sólo un hermoso melocotonero cargado de olor fresco y frutos de miel que cubrían sus maderos.

miércoles, 4 de julio de 2012

CUENTO: Nina (II) La primera comunión.


               
Nina fue creciendo en un mundo donde colores y formas daban sentido al paso de sus días. Ese mundo de  niñez solitaria, carente de todo afecto fue vivida cargada de fantasía.
Su mundo era tan pequeño, tan insignificante y a su vez tan enorme que vivía sumergida en sensaciones e ilusiones que en  cada despertar  la tenían absorta.

Nina se refugiaba en aquello por lo que se sentía atraída: acumular pequeños objetos de color: hojas secas, múltiples hilos de colores, restos de telas que arrastraba el viento de las costureras con diferentes texturas, dibujos y matices. El grato olor que desprenden los cuadernos y las gomas de borrar cuando son nuevas, el suave tacto de los lápices al estrenarlos, en especial se sentía feliz cuando podía comprar una caja de lápices de colores Alpino.

Nina, franela y algodón
Nina siente su primer contacto de ternura al sentirse arropada por suaves franelas y tierno algodón, especialmente cuando estrena  pijamita y ropita interior. Espera una, quizás dos veces al año poder estrenar algo nuevo de roce tierno que le aporte caricia y calor.

Nina se confiesa
Nina recibe clases del Cielo, del Purgatorio y el Infierno, debe conocer el pecado, debe evitar a partir de ciertos años pecar. Se ha de preparar, debe recibir la primera comunión limpia de todo pecado, meses antes se ha de confesar.  

La primera vez que acude al confesionario tras decir el "Ave María Purísima" y contestar el padre "Sin Pecado Concebida" no sabe qué decir, así que tras un rato de silencio el padre es quien  habla y pregunta que es lo que viene a confesar, pero Nina dice que no tiene nada que contar. Arrodillada, a través del enrejado el Padre va diciendo pecaditos para que se identifique y diga si recuerda haber cometido alguno. A partir de entonces Nina sabrá que decir cuando las monjitas la envíen al confesionario. Después de estar arrodillada largo rato salió limpia de todo pecado, con algún que otro Padre Nuestro que rezar y que Nina nunca rezó.
Las demás veces sería más rápido y fácil al tener que inventarlos. Nina a su corta edad no conocía realmente el significado de pecar. Ni en sus actos ni en los que la rodeaban veía maldad. Sus confesiones serían similares a; me he encontrado una goma de borrar y me la guardé; no me he comido las judías blancas y las he ido pegando bajo la mesa del comedor; me fui del examen diciendo que me encontraba mal; me he reído de la monjita mayor que no ve bien y mira al hablarme donde no estoy, me hice pipí en la cama…etc. etc.

Nina toma la Primera Comunión
Como todos los niños la toman al vivir inmersa entre bloques y paredes de techos altos llenos de reliquias, incienso y sermón, Nina toma la Primera Comunión y estrena solo calcetines de algodón. Se siente herida y durante la misa, cantos y sermón no para de pensar más que le faltan los paños nuevos que cubran su interior.

Es vestida con traje y zapatos  blancos que ha de devolver cuando terminen de cantar el coro y tocar el orfeón. Los trajes y zapatos fueron regalados a las monjitas gentes de mucha holgura para ser usados  sólo unas horas en la Primera Comunión. Todo lo que recibe Nina es usado, todo, menos los calcetines blancos de algodón.


Nina estrena zapatos
Uno de los mejores regalos que cree recibirá más tarde, son unos zapatos nuevos. De todos, dos pares le están bien, uno deportivo y el otro de charol. Los bonitos de charol las monjitas se lo regalan a una niña de tiernos ojos azules que encima no toma la Primera Comunión. Sus ojos y  largo cabello rubio impiden a las monjitas ponerle zapatos marrones de cordón. Sienten debilidad, su rostro y rasgos son de Virgen María y debe vestir reluciente, como los Santos y claro…¡le van más los zapatos de charol! Nina no tiene el rostro de María, es morenita de oscuros ojos verdes. Pasa el día enfadada porque lleva calcetines finos de algodón con bastos zapatos marrones, de oscuros cordones…nada finos para lucir un día tan especial.


martes, 3 de julio de 2012

Zapatos viejos.

Anoche vi cientos de zapatos raídos, añejos, diferentes por edad y sexo. Agrupados sin casar formaban alta montaña de calzados viejos. Comprendí que aquellos  pasos vividos, ahora son olvido, huellas de los que ya partieron.

Tierra y polvo de camino sujeto al paso erguido, dejan entrever aquellos años, un recuerdo, pegado a la suela del olvido. Es polvo terrenal, sendero etéreo y fugaz de elementos que dieron forma  y movimiento a lo vivido.

Entre ellos, vislumbro un par de botines nuevos. Alguien se apresuró a partir sin cubrir sus pies desnudos. Cuando intento alcanzarlos, los cordones rompen su unión de hechizo y queda uno disponible para poder llevarlo conmigo, pero no puedo cogerlo, no me serviría solo uno.


Junto a la montaña de sandalias hay un zapatero  de ojos vidriosos, añosa lente, tez arrugada y porte muy viejo. Trabaja el zapato que me falta y espero a que termine  para poder coger el calzado refulgente. Con mirada sabia sus ojos dicen lo que el corazón piensa y siente…aún no llegó la hora de quien ha de vestir estas suelas relucientes, el caminante que lo calce debe llegar al final de sus albores.