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viernes, 18 de febrero de 2011

La torre de Babel.


Me desperté diciendo !que sueño tan lindo!

Me encontraba en una de las viviendas en las que he vivido. Siempre que he soñado con esta casa que vendí después de realizar una gran reforma tras los desastres provocados por un fuerte diluvio, me han causado malestar y desasosiego.

Hoy, que de nuevo soñé con la casa, la sensación ha sido muy  diferente a los anteriores sueños.

La casa estaba repleta, vestida de muebles y cosas personales y además estaba llena de animales domésticos. En la casa de 90 metros cuadrados había: un burrito, gatos, perros, tortugas y especialmente pajaritos con sus crías.
Me encontraba en el centro del salón y allí en el centro de la habitación había una torre de Babel dorada que atravesaba el techo de la casa hacia el infinito cielo.

En las ventanitas de sus laterales había nidos de muchas aves. De repente me vi dentro de la torre de Babel. Por sus laterales entraba una potente luz a través de miles de ventanillas repletas de nidos cuyas crías y padres volaban a mí alrededor.

He sentido un gran gozo de verme dentro y apreciar tanta belleza, me sentí afortunada por estar dentro de ese espectáculo maravilloso. Pasaron unos minutos en el que todos los sentidos se centraron en ver cuanto me rodeaba. Me vi inmersa en otro mundo, no prestaba atención  a sus múltiples cantos y tonos diferentes. De pronto sentí en mi interior el lenguaje de sus cantos, podía entender lo que hablaban.  Se acercaban a mi cuando los llamaba, se sentaban en mis hombros, en mis  manos se dejaban acariciar. He disfrutado de los primeros vuelos de sus crías que a modo de juego me rodeaban. Quedé absorta por la experiencia que estaba viviendo, sentir el significado, los mensajes de sus cantos.

A la vez ellos entendían mis palabras y leían mis pensamientos. Entonces abandoné mis sentidos, les dejé empañarse del juego de sus vuelos y del mensaje de sus cantos.