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viernes, 4 de marzo de 2011

Conversando con un árbol.

 Me he sentido en el sueño aprisionada, incapaz de moverme. Supe casi al instante que formaba parte de ti, me hallaba dentro de ti. Enseguida pude  entender tu lenguaje, el motivo de tu tristeza, la frustración de tus impulsos y deseos.  

Te diste cuenta que estabas sujeto a la tierra, como lo están los minerales al agua. Atado  a la esfera que te alimenta como una roca, firme y sujeto a la tierra que te levanta.  Sentí que desde que te dieras cuenta de tu condición, no habías dejado de luchar, de batir a muerte con tus raíces para poder moverte.

Sentí que tu vida no está exenta de deseo. Deseo de conocer otras tierras, respirar sus aires, nutrirte de otros suelos, hidratarte de otras aguas, sentir el reposo de otros seres y despertar con su cántico matinal en tus ramas.