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jueves, 17 de febrero de 2011

El manto de la mariposa.



Me encontraba paseando por un jardín frondoso. Me vi sola y perdida al seguir el vuelo a una bella mariposa de color azul violáceo que se introdujo en una iluminada habitación. Al apreciar de cerca los reflejos que emanaba de sus frágiles alas, tuve miedo de que mi tacto pudiera dañar su hermosura y paralizada por su aterciopelado manto la vi salir hacia el bosque sin rozarla.

Sentí deseo de observar de cerca su textura aterciopelada, ¡era tan hermosa!.  Caí entonces en tristeza por no haberla observado con mayor detenimiento, cuando sin saber cómo, entró otra mariposa en la habitación. Tenía el color verde vivo de primavera y junto al amarillo emitía destellos de oro. Cuando pude acercarme me sorprendí al ver que los destellos que emanaba vinieran de su pelaje. Me pregunté ¿Una mariposa con cabellera de oro?.

Me encontré sentada peinando su hermosa cabellera color oro.  Cuando terminé de cepillarle el frágil cabello dorado, giró su pequeña cabeza y quedé sorprendida al ver el rostro de una niña. Una niña preciosa, cuerpo de mariposa y  cabellera dorada que hacían de alas.  

Inició de nuevo el vuelo con su hermoso cabello dorado  rodeando mi imagen varias veces de sonrisas.