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domingo, 17 de febrero de 2013

Año 2050.



Los países más poderosos de la tierra compiten en el descubrimiento de planetas con posibilidad de ser habitables para la especie humana, preferiblemente virgen, sin previo desarrollo de otros seres…superiores e inteligentes.

Tras más de 70 años de creciente evolución en la era espacial, surgen conflictos por el elevado coste que conlleva la elaboración de naves altamente sofisticadas y equipo de tripulantes cualificados para tales misiones. El estudio inclina la balanza en que lo más indicado en viajes espaciales son naves diseñadas para cubrir determinadas áreas del espacio de larga duración tardando décadas en su regreso a casa. Para ello las naves deben estar adaptadas, auto-abastecerse valiéndose de sistemas de recogida y almacenamiento de la energía del propio cosmos.

Las primeras naves fueron tripuladas por humanos. Más tarde se introdujo robótica para suplir funciones de riesgo, dirigidas por avanzada tecnología digital. Posteriormente se sumaron robots humanoides construidos para viajar al espacio, fácilmente dirigibles con capacidad de pensar y actuar ante adversidades, diseñados para facilitar tareas de ayuda a científicos y astrónomos en el espacio.

El avance tecnológico se aplica al ser humano. Los astronautas llevan incorporados en su cerebro microchips, nano-partículas inteligentes según área cerebral, modulando y ampliando su capacidad mental a través de dispositivos y transmisores neuronales potenciando sus conocimientos. Cada astronauta científico adulto lleva en su cerebro una enciclopedia de conocimientos en su especialidad.

Se consideran necesarios dos científicos astronautas altamente cualificados de cada especialidad si el viaje dura menos de tres meses. Se amplían el número de astronautas si el viaje puede durar de cinco a diez años y para viajes de décadas se incluye nave y tripulación en la que se introducen por primera vez familias enteras, también menores y adolescentes con autorización paterna. Los menores deben ser superdotados. Reciben fuerte preparación en conocimientos Aero-espacial, Física, Electrónica, Medicina, Bioquímica, Química orgánica, Robótica Quirúrgica y otras áreas científicas.

El ser humano ha alcanzado a asentarse en lugares donde los conocimientos adquiridos sirven como base para seguir su desarrollo en el planeta tierra, pero se dan cuenta que no están lo suficientemente formados, que las áreas conocidas en Matemáticas, Física, Química y otras disciplinas que se aplican en la tierra no se pueden aplicar a otros mundos.

Los viajes estelares son frecuentes y altamente demandados. Existen centros de formación desde muy temprana edad. Las familias que sean aceptadas deberán estar convenientemente preparadas para vivir varias décadas fuera de la tierra, descubrir nuevos mundos, encontrar nuevas formas de vida y adaptarse a medio inhóspito.

La formación de pequeños astronautitas es dura. Todos deben poseer conocimientos suficientes de las áreas antes descritas. Ante problemas que surjan fuera de la nave, no podrán valerse de ayuda tecnológica avanzada. Deben saber sobrevivir y desenvolverse en reparar sistemas de comunicación, saber actuar ante una hemorragia interna y practicar la cirugía sin ayuda robótica.

Hay comunión entre tripulantes y astronautas. Subsistir es lo importante y ante eventos, situaciones críticas o de peligro, se antepone no dejar abandonado a ninguno de los suyos.

Una nave de grandes dimensiones se prepara para realizar viajes al espacio para descubrir nuevos mundos. Es dirigida por astronautas adultos pero cada uno en sus funciones tiene a su alrededor de forma permanente cuatro astronautitas. Los menores reciben clases prácticas para saber dirigir la nave.

La nave y tripulación deben estar protegidas, se espera que niños inteligentes, disciplinados y formados sean capaces de pilotar la nave si por circunstancias los adultos tuvieran problemas de dirigirlas. Han de traer de vuelta los descubrimientos estudiados y analizados previamente en los laboratorios y equipos de investigación incorporados en la nave.

Desde tierra se visualiza la ida hasta que la imagen pierde su trayectoria alcanzada cierta distancia. Pasará mucho tiempo para saber de nuevo de todos ellos. Hasta ahora, de las doscientas naves que han salido al espacio regresaron ochenta, no conociendo el paradero del resto de las otras naves.

De las naves que han retornado, las primeras volvieron dentro de la “normalidad esperada” El aislamiento, la soledad, la afectación neurológica y física durante un tiempo dejaron su huella y el resto regresaron sin traer de vuelta a todos sus tripulantes. Hubo pérdidas humanas por accidentes, enfermedades sobrevenidas por el roce y heridas causados por materiales y vegetación de otros planetas, enfermedades mentales y también algunos desaparecidos.

Tras dos años descubriendo planetas no habitables, la nave capta mediante sofisticados sistemas de  contraste ultravioleta, la posibilidad de vida en un planeta cuyas características son similares a la tierra. Tiene una estrella que aporta calor y mantiene líquida el agua en su ecuador con la salvedad de tener a corta distancia dos lunas.

La nave comienza su descenso a tierra a las diez de la mañana. Los datos químicos dicen que hay vida basada en la química del carbono, pero no detectan presencia de ningún ser vivo ni el más mínimo movimiento de su aire. La nave aterriza en ecuador cerca de caudaloso río. Antes de enviar a Hércules “el robot”, desde la pantalla interior  visualizan zonas próximas de extensa vegetación.

Hay enormes bosques de árboles secos como si hubieran sido quemados por calor. Llama la atención que en las orillas del río también predomine marrón, en su seca vegetación no hay color. Hay desasosiego que no pueden explicar, surge el miedo ante tanto silencio. Todo inmóvil, parecen bosques gigantes de papel, grotescos troncos llama la atención, parecen haber sido doblegados en cartón.

Después de dejar que Hércules hiciera el paseo preliminar e indicar que no hay rastro de vida, un grupo de cuatro astronautas pisan tierra para ver el planeta de bosques secos. No hallaron seres ni movimiento alguno de árboles, tampoco aire que les refrescase.

A la tarde, el grupo de científicos que había caminado por el bosque, se encuentran discutiendo las causas de las características de habitabilidad del planeta, sin comprender como era posible que pese a tener agua líquida, aire respirable y vegetación abundante no hubiera vida vegetal ni animal y que el aire estuviera tan quieto.

Están tan centrados en lo que discuten que no prestan atención a Hércules que paralizado observa en pantalla sonidos, movimiento y color. Al salir por la mañana a dar el paseo, su sistema electrónico no detectó lo que ahora está viendo. Su concentración les llama la atención y descubren en la pantalla un mundo diferente, totalmente opuesto al que vieron por la mañana.

Su asombro es grande. Han pasado ocho horas y el planeta no parece ser el mismo, ha cambiado por completo. Tras la pantalla visualizan el movimiento de ramas, corre el aire, se oye el canto de aves y movimientos de grandes insectos, se oye gruñir a animales y lo más llamativo; la selva, plantas y árboles visten serosa verde iluminada. Sus ramas muestran frutos maduros donde horas antes no había nada. ¿Cómo es posible que en tan solo unas horas se haya producido un cambio tan radical en la naturaleza?

Un cambio tan brusco ordena de nuevo a Hércules a la selva. Pasa el tiempo y Hércules no aparece. Sospechan que algo le ha ocurrido, pero al cabo de tres horas regresa cantando. Los azúcares que manan de flores y frutos desorientan su instinto y pese a ser un robot, olvidó regresar enseguida a la nave.

Hércules contento trajo buena información, así que el mismo grupo que antes pisara tierra, volvió a salir. Tras las primeras bocanadas de aire dulce, les cuesta resistirse a comer sus frutas. Saben que no deben, pero el viento que respiran contiene partículas que les priva la razón y los cuatro astronautas terminan comiendo de sus frutos. No habían probado delicia igual, jugosa de grato aroma, ciruelas tamaño pelota pin-pon.

Se recogen muestras de agua, suelo, plantas y llevan a la nave diferente tipo de frutas.

Han pasado doce horas, la tripulación está dormida. La nave es vigilada por circuitos inteligentes y creen estar seguros dentro, que no corren peligro.

A la mañana siguiente, ninguno de los científicos que bajaron y consumieron frutas hace acto de presencia en su puesto y al no responder a las llamadas acuden en su busca.

Uno de ellos lo encuentran enrollado como una oruga en el invernadero. Cuando lo despiertan ven su mal aspecto, su cara hinchada parece haber cambiado. No puede levantarse por fuerte dolor abdominal. Al segundo lo localizan en la zona de ocio ajardinada, tumbado y enroscado, con fuertes mareos y pérdida de la razón. Al tercero lo pillan en los laboratorios junto a las cajas que contienen las frutas para investigación y al cuarto lo encuentran en la huerta vegetariana, en el suelo sudoroso y arrugado de dolor incapaz de emitir palabra. Los cuatro padecen los mismos síntomas.

La casualidad que los astronautas que salieran de la nave consumieran frutos y enfermaran, abre protocolo de hospitalización y son sometidos a aislamiento en cuarentena. El hecho que los cuatro fueran encontrados fuera de su habitáculo de descanso y se encontraran sus cuerpos casualmente en invernadero, jardín, laboratorio y huerta vegetariana hace pensar que se está produciendo un cambio metabólico en sus cuerpos que les hace estar próximos al mundo vegetal.

Los dolores van en aumento, los analgésicos no son capaces de calmarlos llevándoles a la locura. Una noche duermen tras inyectarles varias dosis de drogas. Mientras el Doctor hace guardia, vigila de vez en cuando tras la pantalla. En una de sus observaciones se le hiela la sangre al ver movimientos extraños en uno de ellos. Llaman a Hércules que inspeccione, pero su intuición robótica le dice que desobedezca, algo anormal pasa pero no sabe que es. Al final entra a la sala y ve los movimientos extraños en el abdomen de uno de ellos, pero el que está en la camilla de al lado pese a estar sedado está inquieto, como sufriendo algún ataque…en sus articulaciones ve movimiento anormal. El que parecía que duerme despierta de manera rápida porque siente moverse sus ojos. Hércules se asusta al ver salir un pequeño brote verde del lagrimal de uno de sus ojos. El cuarto parece que duerme. Cuando se gira para acomodarse en la cama la sábana está mojada. Al principio Hércules cree que es a causa de deshidratación. Al levantar la sábana observa la espalda rugosa, llena de pequeños bultos que rezuman mezcla de sangre y agua.

La enfermedad de los cuatro científicos no tiene cura y va a mayor. Sus dolores son insoportables, no hay droga que aplaque tanto dolor. Los aíslan a un lado de la nave cuando los gritos de dolor alteran y preocupan a tripulación y familias. Dos de ellos se incorporaron en grupo familiar y tienen hijos menores de doce años.

Tras más de dos meses de intensos dolores en que sus cuerpos han ido deformándose, remiten llantos y gritos, apenas se les oye gemir. De sus articulaciones brotan abruptos bultos, deformándose pies, piernas, brazos, tronco y rostro.

La tripulación ha desobedecido órdenes con graves consecuencias, especialmente para la vida de cuatro científicos de los veinte que formaban el equipo de investigación. No saben cómo actuar ni que hacer, así que permanecen en la nave sin volver a salir a pisar el planeta.

Una tarde realizando el Doctor vigilancia médica de los aislados, coincide con la guardia en los laboratorios del Doctor en Bioquímica y está analizando las particularidades de las frutas que causaron el daño. Percibe que las frutas cambian de aspecto. Cuando llega la tarde tiene mejor color y desprenden aroma y le hacen sentirse eufórico, diferente y comenta ese dato con el equipo médico que atiende a los enfermos. Ambos se miran al momento al comprender que las plantas sufren metabolismo acelerado a la tarde, al acercarse las lunas. No solo eso, sino que los olores que desprenden aturden la razón para que consuman sus frutos.

Comparando el comportamiento de árboles frutales y los astronautas afectados perciben que descansan mejor y reducen su dolor al amanecer, y al contrario, el dolor aparece y aumenta cuando la selva cobra vida, especialmente al asomarse sus hermosas lunas. El metabolismo de los cuatro responde  igual que los vegetales del nuevo planeta.

Es un entramado inteligente, todo cuanto existe alrededor de las plantas participa, todo cambia con el acercamiento de la noche.

Los que fueron grandes y eminentes hombres ahora no pueden ver, sus brazos y manos se han deformado, lo mismo las piernas y pies. Sus cuerpos presentan tantas protuberancias que ya no se distingue y sus cabezas son increíblemente terroríficas. ¡Cuando dolor debieron pasar al sufrir este cambio tan horrendo!

Por fin cesaron los gritos de dolor, no se les oye llorar, parece que el cambio culminó, pero ahora no parecen físicamente humanos. No hablan, apenas se mueven, no comen y algo curioso; se oyen gemidos al salir las lunas, pese a estar totalmente aislados en un lado de la nave.

Después de deliberar que hacer durante días y permanecer sin salir tres meses a causa de la enfermedad de cuatro compañeros deformes que no pueden comer ni beber, no pueden hablar, no se mueven, no pueden ver y que tan solo se les oye gemir cuando afloran las lunas, por unanimidad son abandonados en el planeta, en el mismo lugar donde meses antes comieran los jugosos frutos.


Surgen por primera vez situaciones de tensión y violencia  por la decisión de abandono por parte de familiares de los afectados. Dos de ellos tienen astronautitas menores y no comprenden que dejen abandonados a sus padres. Son niños superdotados, pero incapaces de entender lo que sucedió y mucho menos la determinación general tomada por adultos de dejarlos en un lugar peligroso y extraño.