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martes, 22 de febrero de 2011

Conocer otros mundos.


En el sueño he sido guiada intuitivamente con seguridad. He escalado montes hasta poder visualizar lo que presentía, una nave espacial.

Me he dado cuenta de que no estaba sola, que próximos a mí habían otros humanos que veían y presenciaban lo que yo. Han salido varias naves más pequeñas de la grande y después he visto abrirse una gran puerta. De ella salían dos hileras de personas mayores y envejecidas. Llevaban  puesta una túnica con gorro fino de color azul claro.
Me he dado cuenta de que al pasar por su lado, ninguno de ellos ha parado a mirarme. Su mirada era fija, hacia el frente y en sus ojos y gestos alegres había  felicidad.

Cuando ellos salieron, enseguida me colé en la nave. A los demás seres humanos que entraban los estaban esperando, pero a mí no me hacían caso. Corrí por varios pasadizos para ver donde ubicarme y ser acogida como los demás, pero no, me vi dentro de la gran nave perdida y preocupada porque nadie reparaba en mi presencia. Recuerdo verme sentada en un banco de jardín y balanceando las piernas como una niña en el centro de la nave. Al poco tiempo vi sentarse a mi lado un ser muy alto vestido con túnica y capucha. Recuerdo que estuvimos bastante tiempo ambos sentados y callados y pasado un tiempo me preguntó que quería.
Le dije que tenía ansias de ver el espacio, de conocer otros seres, otras vidas, otros planetas. El se paró otra vez y estuvo callado largo tiempo hasta que al final me dijo que yo no había sido llamada para esta ocasión. Le dije que lo sabía pero mi intuición y deseos me hicieron llegar hasta ellos.

El extraño ser siguió de nuevo pensando mientras yo balanceaba mis piernas a modo de columpio en el banco, a la espera de ser aceptada y finalmente me preguntó de nuevo ¿Tú eres feliz en la tierra? Yo que no esperaba la pregunta contesté de golpe "sí".  Si la respuesta hubiera sido meditada y no espontánea posiblemente hubiera sido otra. Deseaba con fuerza salir fuera de la tierra, conocer  las maravillas del cosmos e infinidad de seres inteligentes habitando universos diferentes donde lo mágico e increible pueda ser frecuente en la vida de otros mundos.


Entonces desde la nave puede ver y sentir el dolor que estaba provocando a mi marido,  me afligió una gran ternura. Estaba desesperado movilizando a  todo un ejército para encontrarme. Recuerdo salir de la nave volviendo de nuevo a sus brazos.

El cantar de la rana.


Me he sentido en el sueño como un árbol  de  grandes ramas y tronco liso, de color claro y textura suave. Las ramas que encabezaban el tronco estaban desprovistas de hojas y cargadas de flores.

Me percaté que de mis ramas brotaban flores de diferentes formas y me di cuenta que el polen que cada flor emanaba, saturaba más allá de mis raíces, que todo a mi alrededor embriagaba.
Un gran manto de minúsculos seres cubrían el árbol de insectos que desorientados por la mezcla de sus néctares servían de alimento a las  aves.

Deleitándome del descanso de las aves en mis ramas para poder nutrirse y embobada al ver brotar en ellas flores de diferentes formas y colores, me llamó la atención el cantar de una rana. Cuando pude alcanzar a visualizarla “alojada bajo mi tronco”, me percaté que cada vez que croaba su aspecto cambiaba.
Maravillada observé que  cada vez que zampaba un insecto croaba, y ese croar la  transformaba en gema preciosa. Otro croar hizo de su cuerpo blando y pastoso una pequeña isla rodeada de playas limpias y finas arenas que arrastraban a perderse en ellas.


Me he sentido vegetal, como un árbol y he podido experimentar el delicado  brote de las flores en mis ramas. He sentido el placer al ver que mis brazos sirven de protección y descanso.  He oído al amanecer los movimientos del despertar de los árboles y he oído el canto de una rana que a modo de agradecimiento por el  manjar de insectos  cambiaba su cuerpo en belleza y encanto.