En el sueño he sido guiada intuitivamente con
seguridad. He escalado montes hasta poder visualizar lo que presentía, una
nave espacial.
Me he dado cuenta de que no estaba sola, que próximos a
mí habían otros humanos que veían y presenciaban lo que yo. Han salido varias
naves más pequeñas de la grande y después he visto abrirse una gran puerta. De
ella salían dos hileras de personas mayores y envejecidas. Llevaban puesta una túnica con gorro fino
de color azul claro.
Me he dado cuenta de que al pasar por su lado, ninguno
de ellos ha parado a mirarme. Su mirada era fija, hacia el frente y en sus ojos
y gestos alegres había felicidad.
Cuando ellos salieron, enseguida me colé en la nave. A
los demás seres humanos que entraban los estaban esperando, pero a mí no me
hacían caso. Corrí por varios pasadizos para ver donde ubicarme y ser acogida
como los demás, pero no, me vi dentro de la gran nave perdida y preocupada
porque nadie reparaba en mi presencia. Recuerdo verme sentada en un banco de jardín y
balanceando las piernas como una niña en el centro de la nave. Al poco tiempo
vi sentarse a mi lado un ser muy alto vestido con túnica y capucha. Recuerdo
que estuvimos bastante tiempo ambos sentados y callados y pasado un tiempo me preguntó que quería.
Le dije que tenía ansias de ver el espacio, de conocer
otros seres, otras vidas, otros planetas. El se paró otra vez y estuvo callado
largo tiempo hasta que al final me dijo que yo no había sido llamada para esta
ocasión. Le dije que lo sabía pero mi intuición y deseos me hicieron llegar
hasta ellos.
El extraño ser siguió de nuevo pensando mientras yo balanceaba mis
piernas a modo de columpio en el banco, a la espera de ser aceptada y
finalmente me preguntó de nuevo ¿Tú eres feliz en la tierra? Yo que no
esperaba la pregunta contesté de golpe "sí". Si la respuesta hubiera sido meditada y no espontánea posiblemente hubiera sido otra. Deseaba con fuerza salir fuera de la tierra, conocer las maravillas del cosmos e infinidad de seres inteligentes habitando universos diferentes donde lo mágico e increible pueda ser frecuente en la vida de otros mundos.
Entonces desde la nave puede ver y sentir el dolor que
estaba provocando a mi marido, me
afligió una gran ternura. Estaba desesperado movilizando a todo un ejército para
encontrarme. Recuerdo salir de la nave volviendo de nuevo a sus brazos.