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lunes, 19 de diciembre de 2011

Las golondrinas también hablan.




Consigo no caer en sueño profundo, deseo verte temprano, de madrugada.

Quiero sentir el reposo soluto y firme de la montaña, 
sentir los frágiles movimientos de aquellos seres que vigilan su morada.
Quiero sentir el frío hielo del que está rodeada, sentir sus sensaciones, 
fijar sólo en ella mi mirada.

Todo está en silencio...
le acompaña algún murmullo de aves que vigilan su posada.
Abro la ventana ¡qué bosque tan helado!
 Así están de firmes los robles, pinos y álamos.
Se respira aire limpio y un fuerte frescor perfumado.
Observo el firmamento, que azul tan intenso,
lo cruzan estrellas fugaces dejando lazos blancos en su techo.
Siento cerca el jaleo de un nido. Oigo conversar igual que oyera despertar  voces de niños que vieron roto su silencio.
Preguntan ¿Qué pasa mama?  Y su madre responde… No pasa nada, tranquilos.
Alguien abrió la ventana para observar el paraíso y ver la nada, todo está bien,
volver a dormir, soñar en calma.

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