No encajo en la
norma, porque mi alma no cabe en los márgenes. Mientras otros trazan sus días
en líneas rectas, yo dibujo constelaciones con ideas que aún no existen.
Nuestras amistades
y las madres de mis hijos me miran como quien observa un mapa sin leyenda.
Ellas tienen tiempo libre. Yo tengo un universo por construir.
No me sobra el
tiempo, porque cada minuto es una semilla: de pensamiento, de sueño, de
creación. Y aunque a veces me falte el aire, nunca me falta la pasión.
Protejo mi parcela
de imaginación como quien cuida un jardín secreto. Porque sé que ahí florece lo
que nos hace humanos: la fantasía, la intuición, la chispa que desafía lo
establecido.
Estoy en
desarrollo, como especie, como mujer, como creadora. Y si eso me hace “no
encajar”, entonces que el molde se rompa.
No estoy aquí para
agradar a familiares ni a todos, sino para ser fiel a mí misma.
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