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lunes, 21 de junio de 2021

La cucaracha ilusionista


 I

En la profundidad de los sueños emerge lo mágico

Para desprenderme de desatinados lazos fui adquiriendo mis precisas pertenencias “a estrenar  o apenas usados” en rastrillos “comercios de otro tipo”, donde puedes conseguir oportunidades útiles que facilitan nuestro quehacer diario.

Este proceder, el usufructuar objetos cotidianos que acomodan la existencia llevan varias décadas en muchos países pero aquí en España se fueron expandiendo no hace muchos años. El reciclado contribuye de manera significativa a reducir la basura generada en nuestra civilización. La responsabilidad y la objetividad nos conducen a  dar uso a aquellos objetos que siguen siendo de utilidad.

Recuerdo que  en otros tiempos no existía la posibilidad de comprar determinadas provisiones a precios irrisorios. Hoy día en cada ciudad por pequeña que sea concurren comercios donde se puede encontrar todo aquello que pueda habitar una casa.

Por lo general, cuando hay un deceso, la familia  contacta con empresas dedicadas al vaciado de la vivienda. El empresario realiza minucioso chequeo de enseres, elimina lo no viable y tasa el resto de componentes antes de llevarlos a tienda para posteriormente revenderlos.

Joyas, ciertos estilos de  muebles y obras de arte que pudieran tener valor terminan en manos de coleccionistas o particulares adinerados y alcanzan al igual que el resto de enseres un pago irrisorio.

Aquí se cierra el círculo, de nuevo los recuerdos que nos cortejaron y asistieron durante una fase de nuestra vida, volverán a ser sentidos por otros seres. Las estimadas pertenencias que rodearon nuestra vida, en su mayor parte  terminan a la venta en cualquier local de ONG u otras entidades cuyo fin es recoger dinero para la ayudar a  personas necesitadas.

Visitando el hogar de un sujeto se puede advertir el estado físico y mental. El orden, la higiene, la armonía y las características de los elementos que arroparon nuestro bienestar y dieron calidez al efímero trance de nuestra existencia muestran rasgos de lo que fuimos.

El tipo de libros, la calidad y estilo en las prendas de vestir, el calzado, el estilo de los muebles, la ropa de hogar, hablan del grado cultural, clase social, economía, nivel de auto exigencia y especialmente el orden de la mente.  Los objetos y reliquias son estampas de sus dueños.

Cuando visito estos bazares siento un efecto indescriptible. Es una sensación espiritual, como si partículas incorpóreas del dueño se hubieran filtrado y quedaran incrustadas en el objeto. De algunos  percibo que manan ataduras, como si el elemento se hallara con vida "como un animal de compañía" a la espera de volver a ser de nuevo observado por los mismos ojos y acariciado por las mismas manos.

II

En una de mis visitas tropecé con un buen abrigo que además de tener estilo encajaba con mi talla y ¡sorpresa!, por lo visto, el que vaciara la vivienda se olvidó de mirar los bolsillos de las prendas y al probarme el abrigo e introducir las manos en los bolsillos descubrí unos pendientes de oro y plata preciosos.

Me pregunté cómo sería ella, qué edad e imagen tendría. Posiblemente  su dueña olvidara guardarlos en su lugar una vez lucidos, quizás los exhibiera todos los días, quizás los expusiera en contadas ocasiones, quizás fueran regalo de alguien importante en su vida y los presumiera  en cada una de sus citas y más tarde, los nervios al despojar de manera acelerada sus prendas fuera la causa que le hiciera olvidar que el día anterior vistiera bellos pendientes…o quizás simplemente, ocurrió el escabroso instante, el fin que irrumpe de manera abrupta y paraliza todo lo que nos envuelve, dejando todo pendiente, todo carente de valor.

Una tarde, pasando de nuevo por uno de los locales “donde habitan los recuerdos” encontré un práctico bote de cristal para la despensa de la cocina…me dije al ser transparente podré guardar  e ir reponiendo cuando se vaya vaciando. Así que lo llevé a casa,  lavé y desinfecté ambas partes, la tapadera de cerámica y el bote de cristal.

Para que perdieran el agua los dejé boca abajo cogí un paño de cocina limpio, lo doblé en cuatro, así, durante la noche escurrirá toda el agua y a la mañana quedará seco y después de desayunar lo llenaré de frutas secas.

 

III

La mañana siguiente, al levantarme hablo a mi marido sobre la curiosidad que me hiciera despertar de madrugada mientras dormía:

Verás, hoy me despertaron voces. Recuerdo que entre sueños advertí hablar a varias personas aunque no recuerdo lo que hablaban, sin embargo una corta frase me despertó. Instintivamente reparé que las palabras iban dirigidas a mí. A la derecha, sobre la altura de pies de la cama se hallaban tres seres, dos varones muy altos  y una mujer. Ellos a ambos lados, ella en el centro. La frase era clara “Tienes una naturaleza muy fuerte”. Es lo único que escuché de manera nítida y acto seguido volví a dormir hasta la hora de alzarme. Sí responde, es muy curioso lo que te ha pasado pero no debes darle importancia, es sólo un sueño, uno más entre muchos raros que te suceden.

Lo sorprenderte fue lo que seguidamente ocurrió. Acudo como cada mañana a la cocina para preparar el desayuno y ¡AHHHHH! ¿QUÉ ES ESTO? Encuentro que en el interior del frasco de cristal volcado boca abajo sobre el paño de la cocina hay una gran cucaracha. ¡Qué horror y qué asco! ¿Cómo ha llegado esto aquí?

Nerviosa va dando vueltas en el zulo acristalado buscando de manera estéril la salida. La observo, de color pelirroja, no le falta nada, está impecable, ni una sola pata rota, sus antenas íntegras, su caparazón entero, además de gran tamaño “esto no es posible que esté sucediendo…esto no es normal” 

 

IV

Jamás habíamos tenido tal visitante en casa, ni una sola cucaracha en más de veinticinco años, pero que encima aparezca dentro del bote que lavara la noche anterior…Pero si lo dejé boca abajo…y desde luego la intrusa no se hallaba ¡qué raro es esto!

En casa no había nadie más que nosotros. No es posible que alguien entrara a la casa para dejarme una broma pesada, a no ser que se provocara gran escándalo despertando a todos los vecinos.

Así que enojada, lo primero que hago es ir directo a mi marido que se haya en la ducha…y mientras tararea tranquilo e ignorante deslizo mi mano y pellizco una de sus nalgas…HAY HAY HAY pero ¿Qué he hecho yo? a la vez que le interrogo ¿Qué macabro juego es ése que has dejado en la cocina? ¿Qué tipo de broma es esta? ¿Qué hace una cucaracha en el bote? ¡Bandido, cuatrero, has sido tú!

Y él, asombrado manifiesta enfadado “Yo no he sido”. Soy incapaz de tocar tales bichos, me resultan altamente desagradables y mucho menos esconderla para dejarla en el bote. No tiene sentido, yo no haría algo así.

Pues ya me dirás que hace dentro del bote. Es  imposible que  la cucaracha haya elevado  el pesado cristal pues sobrepasa los 350 g. Imposible que ella lo levantara para además quedarse atrapada, alguien debió introducirla.

Seguramente el trapo de cocina tendría la cucaracha y no la vieras, contesta. Respondo que yo entiendo que pienses eso, pero te digo y repito una y mil veces que estoy segura que dejé el trapo y el bote sin el  bicho. Además, sabes que antes de ir a la cama organizo la cocina.  Estoy segura, muy segura que ella no se hallaba cuando volqué el bote sobre el paño y además, jamás hemos tenido bichos en casa,  es muy raro que aparezca  una grande y dentro del frasco.

 

V

Analizando después el extraño suceso pensé que quizás debiera de haberla guardado “no como animal de compañía” sino para observarla, tenerla al menos un tiempo dado que había surgido de manera tan asombrosa,  pero claro,  eso lo pensé bastante después de desprendernos de ella.

Como no queríamos matarla discutimos un rato sobre qué hacer con ella, así que mi marido con mucha aprensión cogió trapo y frasco y la dejó caer al inodoro y seguidamente descargó la cisterna. Justificamos nuestro cruel acto a sus capacidades. Si es una superviviente y es tan resistente como dicen las investigaciones sabrá nadar y sobrevivirá.

Nunca he creído en las casualidades, que se dieran ambas situaciones, la frase que me hiciera despertar y la aparición de la cuca me obliga a buscar el significado.

En la cultura Egipcia el escarabajo “que es de la misma especie biológica” era venerado por ser símbolo de poder, de resistencia.

Las cucarachas son insectos muy fuertes, mucho más resistentes a la radiación que los humanos.

Según la revista “Nature” tienen una gran capacidad para desintoxicarse y su sistema inmunológico es altamente eficaz.

La literatura Kafka explora la sensación de convertirse en insecto y más recientemente el autor inglés Ian McEwan ha satirizado sobre el “Brexit” en su novela “La cucaracha”.

Borjes popularizó en su obra “libro de los sueños”, el texto de Chuang Tzu  del hombre que soñaba ser insecto o del  insecto que soñaba ser hombre.

 Y como  última cita el microrrelato de Augusto Monterroso que  explora ese mismo contraste entre realidad y sensación.

 

 

 

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