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jueves, 24 de mayo de 2012

El espía.



Encima de una mesa pequeña vi tres carpetas de tamaño Din- A4 cada una de un tono diferente. Entendí que el color se debía a que venían de diferentes entidades. Abrí una de color marrón claro, eran informes personales, supe que eran míos.  Hablando con alguien sin poder visualizar pregunté ¿qué hacen estos informes aquí? No están protegidos la vida y  los datos  de las personas?

Contesta: Sí, lo están a nivel Institucional, pero a no a nivel personal, pagando lo que fuere se puede obtener de alguien todo. Y ¿dónde queda la privacidad y derechos de los usuarios? A nivel oficial siempre se te dirá que están protegidos, que siempre están resguardados. La realidad es que no es así, siempre hay “personas” donde su poder llega a divisar la vida personal e íntima de los demás.  
Entonces como en película rebobinada me situé en momentos atrás de mi vida, como si retro-activaras imágenes de una cámara fotográfica…y sorpresa, la retro-activación se detuvo en dos momentos muy distantes uno del otro. Recuerdo haberlo visto en alguna ocasión en la que sintiéndose seguro se acercó lo suficiente para que su rostro intruso quedara archivado en el subconsciente.
Entonces recordé su imagen. Varón de mediana edad de raza blanca, delgado. Por la edad tiene algunas arrugas. Sus ojos marrones claros hacen juego con su piel clara y pecosa. Su pelo fue maleable y ocre, ahora sus años dan rigidez al color claro mezclado de canas. Su talla no supera 165 -170 cm de estatura.
He sentido que carece de vida propia. Su vida la componen otros.
Los otros están inmersos en sus problemas, ajenos a la vida ajena. Vida inmersa en lucha diaria…suficientes para tener la mente ocupada de forma permanente.
Pensé; mejor es ser investigado a ser el protagonista oculto en la vida y corazón ajeno.

jueves, 5 de abril de 2012

Las lágrimas del mar.


Ayer mi marido me regaló un pequeño paquete envuelto en papel claro aterciopelado muy suave. Abrí el regalo y era un pequeño colgante en forma de lágrima.  Enseguida busqué cadena para colgármela y sin recordar que debía quitármela para dormir, fui a la cama con ella. No sé porqué soñé anoche con su regalo.

Durmiendo sentí agua en mi pecho. Veo que mana de  la lágrima, es llanto sin anclar, es agua salada, agua de mar. Me hallo sumergida y resistiéndome a que fuera verdad, aferrándome a que sólo fuera un sueño renuncié a ver que realmente me encontraba surcando una marisma de paz.

Al sentir que  mi cuerpo se movía, abrí los ojos y me vi nadar sin rumbo ni sentido en busca de orilla terrenal.
Entre aguas cálidas, placenteras sonrío al ver su juego envuelto de burbuja y gorgoteo. Finalmente su bravura aislada busca orilla y allí esparce sus faldas blancas buscando calma y suave aterrizar. Cubierta de espuma emerjo del tranquilo hogar.

Al sentarme frente a frente son las lágrimas quienes entre tinieblas y susurros hablan de la salinidad de su mar.

sábado, 31 de marzo de 2012

Ana.



 
Hacía más de dos años que no tenía noticias de Ana, una entrañable amiga. Nos conocimos preparando oposición con el objeto de obtener una plaza fija como  funcionarias del estado.  Enseguida nos unió  fuerte amistad. Durante el trayecto de mi vida,  dos personas  he conocido que tomaran apuntes de clase con arte, rapidez y destreza. Daba gusto ver sus apuntes…a diferencia de los del resto de la clase. Finalmente copiábamos sus apuntes toda la clase porque además de tomar cada punto y coma los resumía, de manera que evitaba el resumen final que todo alumno realiza para poder engullir la barbaridad de temas de estudio para tal fin.  
Con licenciaturas de Antropología,  Filología  y Filosofía y Letras optaba al igual que miles de personas a tener una estabilidad económica aparcando sus estudios por la Ley de incompatibilidades de las administraciones Públicas. La obtención de un puesto de funcionaria significa la exclusividad en tu puesto de trabajo. No siempre es así, pero sí lo es en la mayoría de los funcionarios públicos. Ana siguió estudiando y tanto ella como el resto de  clase hoy son funcionarios.
Como decía, nos conocimos hace mas de  15 años y hacía dos que no sabía nada de ella. Desde que consiguió la plaza su objetivo fue salir y conocer mundo con su actual marido que también obtuvo plaza de funcionario en otra administración del estado. Las vacaciones, puentes y escapadas de fin de semana la empleaban en  viajar y disfrutar para compensar los duros años de estudio. A veces pasaban meses sin podernos ver,  finalmente nos poníamos al día, buscábamos un hueco para hablar y vernos. 
Dos años sin saber de ella era mucho tiempo y la preocupación de saber cómo estaba me llevó su imagen al mundo de los sueños. La vi  ingresada en un hospital. No podía saber con certeza lo que pasaba, pero estaba mal, tenía problemas con un embarazo, vi que era una niña.

A la mañana siguiente como cada despertar, le hablo a mi marido de Ana y le cuento el sueño. Me dice llámala y si no contesta a tu llamada le dejas un mensaje y eso hice una vez que tomé el desayuno.
Aún no hube dejado el escritorio de revisar los correos cuando recibí su llamada.  No quiso decirnos nada para no preocuparnos. Hacía más de un año que intentaban tener  familia.  Dos veces hubo esperanzas y ambos  casos no prosiguieron. Hacía unos días que había perdido a la niña que esperaba. Estaba en reposo tras la vuelta del hospital.   Ana  estaba agotada, desanimada. Perdió la ilusión, pensaba que no quedaban fuerzas, que su cuerpo no las hallaría para una vez más intentarlo de nuevo.

Poco tiempo  después  soñé de nuevo con ella. En la imagen daba de comer a un niño al que distraía con juguetes de papel.  Le llamé por teléfono y le conté de nuevo el sueño. Ella sentía firmemente que no tenía nada que hacer. Le dije, que entendía  su dolor, pero que dejara pasar el tiempo, que había soñado  que tenía familia, vi darle de comer a su retoño.

Para mí fue claro que sería madre, era cuestión de tiempo. Pasaron unos meses,  Ana volvió a quedarse embarazada. Hoy  Ana y Carlos son padres de una hermosa  parejita.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Tsunami en el mediterráneo.

  Anoche en sueños presencié un tsunami.  Veía a la gente correr en  dirección contraria, venían hacia donde yo estaba. Pregunté qué pasaba, porqué esas prisas, de qué huían y ninguno se paraba a avisarme del desastre. Pasados unos segundos, una señora mayor me dijo; corre, no pares, métete en la primera finca que puedas y sube a la terraza. Apenas terminó de hablarme vi acercarse una enorme nube grisácea. Eran  olas de más de diez metros de altura que en su entrada furiosa engullía de manera  mordaz  todo cuanto se cruzaba.  Miles de objetos  de arrastre parecían darle la consistencia  de denso batido carbonizado.

Cuando conseguí abrir de un empujón la puerta de una finca,  subí a la azotea acelerada al ver que tras de mí se iban sumergiendo cada rellano de oscuros fluidos de implacable rigor y dureza. Desde el ático pude ver a algún superviviente de la tragedia. Ninguno de los que estábamos presentes pudo imitar gesto o vocablo ante colosal catástrofe.

Vino sin avisar. Nadie predijo que esto pudiera ocurrir. Las faldas de la tierra que rodean Italia bailaron pasos fuertes, de gran taconeo que hicieron temblar las aguas de su suelo.

Días antes se habló de terremotos, pero no se predijo que la magnitud de tales seísmos pudieran alterar  las pacíficas orillas del otro lado del mediterráneo.

Al despertar de nuevo, como cada mañana le cuento mi sueño. Y  dice; tranquila en nuestro litoral no suelen ocurrir estas calamidades, más bien ocurre en océanos con determinadas características, pero no aquí.

No obstante, una vez se va al trabajo realizo búsquedas en Internet. Dice que hay riesgos de que ocurra (hay controversias entre expertos). En el pasado ocurrió aunque es poco probable.  

viernes, 24 de febrero de 2012

La habitación del pánico.




Viajábamos en avión cruzando Suiza.

Al atravesar  durante un tiempo la zona extensa de los Alpes hay ajetreo entre viajeros. Los del lado derecho visualizaban  algo extraño abajo. Tanto que provocó que parte de los viajeros del lado izquierdo fueran a visualizar lo que llamaba la atención.  A gran altura se veía salir  de una explanada rodeada de montañas copadas de nieve tres enormes aparatos de un color verde plateado. Digo grande porque cuando me acerqué a ver desde la ventanilla, se podía ver con nitidez tres aeronaves de enormes dimensiones.  Enseguida supe que no era  obra de humanos.  Ante tanto revuelo, el piloto a través de un micrófono llamó varias veces al orden y nos complació reduciendo la velocidad para que  todos los viajeros pudiéramos  verlo. 

La aeronave tenía dos frentes diferentes, dos extremos adaptados según un u otro tipo de barreras que romper. Tenían en un extremo un  medio-circulo o media luna y en el otro extremo había una especie de diseño de avión Concorde. Sus dimensiones me hicieron temblar porque podía sentir la naturaleza de esos seres, fuertes, inteligentes capaces de una construcción así. La nave más pequeña  superaba  30 veces el tamaño del avión más grande construido por el hombre. Las tres se encontraban como si hubieran salido del interior de las montañas.

Más tarde pienso que es posible que desde el aire pudieran sufrir un ataque. Siento ver el efecto del resultado como una gran explosión nuclear. Pienso que lo que ellos puedan hacer aquí no invade nuestro desarrollo. Nuestro organismo no es capaz de vivir y trabajar bajo estas temperaturas, incapaces de diseñar algo así, incapaces de tan alta tecnología. Pienso que pueden tener necesidad de algún elemento que no les resulte fácil conseguir en otros mundos y finalmente estén aquí solo para recoger algo necesario para su evolución.

Más tarde me veo presente en una guerra en la que estos seres son atacados por la élite militar de diferentes países. Veo cómo manejan artilugios de guerra y armamento de última tecnología. Me hayo presente, pero no soy visualizada por ninguno de los que  preparan el ataque. Por más que aviso, por más que digo,  no hay forma de salir de esta guerra, mis voces son ecos al vacío. El armamento de los seres (falsamente invasores) es potencialmente superior. Veo su físico de dos metros de altura y gran corpulencia y manejan sistemas de ataque fácilmente destructivas sin el uso de armas. Siento su capacidad de eliminar barreras y cualquier obstáculo. Para ellos somos seres primitivos.  En su pensamiento evolutivo no existe clemencia para nuestra raza. Siento que no atacan si no ven en riesgo su misión.

Me veo avisando de que su tecnología es terrible, que van a morir  todos, que hay que desistir, pero mi voz es nula. Los militares entran para atacar en un refugio o boquete de montaña. En la oquedad de piedra se halla una gran cueva de paredes lisas y color claro que contrastan en la gran oscuridad. Es una trampa, los militares han caído en la red. Creen estar seguros en su escondite e ignoran que se encuentran en un zulo. Sintiéndose seguros preparan sus artilugios para atacar al invasor “pero es nuestra raza, los humanos quien les invade y  ataca”.

Viendo  una guerra perdida y sin justificación me veo intentando salir del zulo. En las paredes de la cueva la piedra húmeda refleja una tenue lucecilla roja y me aferro a ella palpando su lomo frío y resbaladizo hasta que mis manos rozan el saliente del marco de una puerta metálica blanca  (como las que hay en  los largos túneles para salir ante el peligro cuyo membrete en rojo dice "auxilio”).

Entro en la habitación de blanco y siento verme como en la habitación del pánico, toda está bloqueada, no hay salida. La única puerta da a la cueva y es donde no deseo estar ni ver lo que pasa.  Allí permanezco  encerrada y pensando que va a pasar cuando la guerra termine, mueran todos y me vean bloqueada por el pánico. Pienso que también me destruirán a mí una vez hayan terminado con ellos y pienso que tampoco tendrán miramientos cuando me vean, que mi final será igual que el de ellos.

Encerrada, escapo de una guerra que no entiendo, no justifico y está perdida de antemano. Nosotros al conocer su existencia fuimos contra ellos como si hubieran allanado la tierra, como si la tierra fuera propiedad  de los humanos. Ellos, teniendo el poder de atacarnos de mil formas, no lo hicieron.

En la habitación del pánico culmina silencio. No se oyen balas ni gritos. Pasado un tiempo alguien abre la puerta y me pregunta que hago dentro y respondo que no participo en guerras perdidas, que por favor cierre y me deje estar dentro.

Intuyo al salir que todos han muerto. No visualizo a nadie, el armamento está intacto, no ha habido ataque cuerpo a cuerpo. No hay heridos, ni sangre. La emisión de un sonido dañó su cerebro provocando la muerte de todos, posteriormente un gas difuminó sus cuerpos.

martes, 7 de febrero de 2012

De otro mundo.


Me he visto sentada frente a un ser diferente a la raza humana pero de características físicas similares. Todo su cuerpo estaba cubierto como si llevara un traje de neopreno,  excepto el rostro. No tenía pelo y no sabría definir su sexo porque su rostro no mostraba características o rasgos que me orientaran, tampoco bajo su traje mostraba definición física que pudiera distinguir su sexualidad.


Le pregunté si estaba desnudo y me dijo que no, que llevaban una especie de segunda piel adaptada con las propiedades físicas de nuestras prendas y otras más. De recién nacidos se les baña en este ungüento que les sirve de aislante al medio externo, protege la temperatura al tener efectos térmicos, contiene nutrientes  minerales y vitaminas, aporta humedad, es antibacteriano, según edades integra componentes vacuna. Se ha de renovar cada determinado tiempo, es biodegradable no daña al medio y su pérdida sirve de alimento a otros seres.

No existen industrias que contaminan y toda la población lleva la misma envoltura. La única particularidad es el tipo de  envoltura que según edades es diferente adaptándose al crecimiento y necesidades.

Los trajes se renuevan en una especie de cabinas, entran, les cubren con una especie de gel en el que elimina el resto del traje deteriorado y se vuelven a cubrir de nuevo con el segundo gel, así varias veces en su vida.  Yo pregunto y ¿cómo eliminan? El traje es permeable, tiene unas aberturas ocultas que se abren al tener necesidad.

No portan nada encima. Su imagen corporal, el rostro y especialmente los ojos se gravan en cualquier estancia que vallan.  No llevan encima ropa, bolso, relojes, llaves. Hay cabinas que realizan virtualmente cualquier deseo experimental, sirven de ocio quedando registro guardado no solo su estancia, también queda registrada la emotividad experimentada, sensaciones, pensamientos y deseos. La persona es registrada por seguridad a modo escáner siempre vaya a donde vaya.


Los envases o envoltorios, todos, sean del tipo que sean tienen diferente diseños. Las capas físicas del mismo elemento varían para darles la rigidez o características precisas, pero están elaborados con los mismos compuestos químicos, de manera que cuando se recicla sólo se ha de reciclar un tipo de elemento para volver de nuevo a renovarlo, tiene además las características de biodegradable y al igual que su segunda piel no dañaría al medio ambiente.


La ingesta de alimentos es muy poca en relación a los humanos terrestres. Ingieren menos cantidad pero la absorción de nutrientes es muy alta, se excreta  por tanto menos y el metabolismo se haya reducido. La temperatura es más baja, a diferencia de nosotros, están adaptados al frío negativo  y no a las  cálidas temperaturas de nuestro planeta.

Utilizan los volcanes como incineradoras. Los residuos orgánicos se mezclan junto al resto de materias que no les son útiles y son trasportados a través de canales o redes a la combustión volcánica, evitando de este modo acumular deshechos, utilizan las mismas redes de calor volcánicas  para las necesidades de energía.


Habla que cuando uno se encuentra enfermo porque algún órgano está defectuoso o envejecido se ingresa en periodo de hibernación, máximo dos días, quizás horas según el grado o daño de lesión.   Mientras se hayan ingresados el metabolismo al estar reducido  necesita menos aporte de nutrientes, menos oxígeno por lo que  genera poco estrés oxidativo. Permanecen en la Unidad Basal Mínima (UBM) hasta la recuperación fisiológica. Los órganos se restituyen si se puede por microcirugía intra-corpórea  o estimulan mediante ingeniería genética el desarrollo del nuevo órgano dentro del cuerpo. Superan la edad de 1000 años.  


Lleva un especie de  colgante con un ser cristalizado o fosilizado para mi, repulsivo. Le pregunto  si es algún ser de su mundo, responde que es una  copia de sus orígenes. La genética es tan avanzada que pueden retro-activar  su evolución y ver las etapas antecesoras  en pantallas, como una televisión. Después el genetista en una especie de pequeña cámara virtual introduce  los genes y elabora una copia. Lleva  una imagen del principio genético de sus orígenes como si fuera un detalle de solapa.


Me habla, los seres humanos no pertenecen a quien los trae al mundo, pertenecen al planeta. Son las  instituciones del estado las encargadas de vigilar  la crianza y educación potenciando desde que nace su desarrollo psíquico y físico.   Todo conocimiento que no se practica o ejerce se extingue, por eso llevan siglos educando en función de su genética y potenciando las  dotes  innatas que demuestran en la infancia.

Los pilares básicos de su evolución son ciencia y el avance tecnológico. No se concibe el sufrimiento físico, irse del mundo con dolor físico ni permanecer en él con sufrimiento. 


Tengo gran interés en saber otras cosas y le espeto ¿conoces varias especies? Y  responde que hay tantas como la mente pueda imaginar. Calla y me pregunta ¿Cuántas clases de aves conoces? Respondo muchas, es imposible de cuantificar e incluso conocer con exactitud, calculo que debe haber miles, es una evolución muy extendida y variada. Dime entonces ¿Porqué creéis que estáis solos? 

La información que nos llega es parcial, enfocada, emitida  y elaborada por la percepción de personas especialistas. La mera información  siempre es parcial y entendida según evolución perceptual y educacional, pero a su vez también es una percepción personal por lo tanto la información la entendemos a su vez de manera parcial. La verdad de un todo nunca llega por ser amplia y compleja, requeriría de estudios complejos, tiempo y dinero.

También incurriríamos a parcializar los hechos pese a que se mostraran lo más cercanos a la realidad porque llevamos arrastrando en nuestra evolución la percepción de las cosas que vemos u oímos en función del estado físico y psicológico del momento. La verdad se escapa siempre, es la suma de percepciones parcializadas.  Nosotros nacimos sumergidos en unas guías educativas del cual heredamos e institucionalizan.  Por eso cuando alguien sale de la norma o dice ser sometido a alguna experiencia no frecuente y clasificada como fuera de lo normal, se anula y justifica con razones vinculadas al método científico aunque en realidad no sea clasificable.


Muchos humanos creen que no estamos solos, que posiblemente estemos cerca de alguna especie evolucionada y que es posible que la evolución de las especies de Darwin sea la norma en planetas que contengan similares características, planeta rocoso, agua líquida, atmosfera, etc., elementos indispensables para la vida tal y como la conocemos (debido a los avances, hoy se admite que la vida puede originarse en planetas cuyas características físicas son muy diferentes a la tierra)  por lo tanto, sí  creen posible que existan extraterrestres  inteligentes  pero nuestra educación está diseñada y dirigida para no creer en lo que no se ve y asumir como verdadero  y práctico una educación dogmatizada e institucionalizada.

Dime ¿sientes miedo? No más miedo que el que pudiera tener a humanos. Nos han educado con el miedo. Así que si alguna vez tuviera un encuentro y me generara miedo, mi percepción sería parcial porque ese miedo bloquearía la parte de realidad que yo visualizara o recordara.  Me interesaría ver otros mundos antes de partir, poder ver su evolución, que piensan de nosotros y preguntar lo que todo ser humano ¿porqué estamos aquí? 

Todo lo que uno posee en la tierra con el tiempo vuelve a la tierra. Los valores por los que luchamos para obtener estabilidad o seguridad carecen de sentido. El planeta tiene su vida propia, se destruye, se renueva y con él también el conocimiento. La especie humana ha sucumbido varias veces, al igual que su avance.  El verdadero valor se halla en la evolución, el conocimiento, el avance tecnológico. Garantizar su protección debe ser primordial y la tierra no es el lugar adecuado para protegerlos.


Conforme el hombre vaya adquiriendo mayor conocimiento  más se desprenderá de los artilugios banales en los que vive inmerso, será más generoso y se establecerá unanimidad, una única creencia moral tomando como única guía espiritual el bien común y el respeto. Entendiendo como el bien común y respeto no solo entre humanos sino también hacia las diferentes especies que lo habitan y el planeta que los sostiene.  

jueves, 19 de enero de 2012

La Lotería.




Me vi sujeta a ti, abrazada  y alegre. El brazo izquierdo te rodeaba, el derecho elevado mantenía en vuelo el décimo de un sorteo de lotería agraciado. Viendo la escena, parecía  próxima  a  la ventana de mis sueños, sin embargo cuando quise ver  el número del boleto sentí  atravesar un caudaloso río en sentido inverso a la corriente de sus aguas. Nadando contracorriente y gran esfuerzo físico llegué a acercarme a nosotros para ver de cerca el número.

A la mañana siguiente junto al café, queso y  frutas  le envuelvo de fantasías creadas mientras duermo.  Me pregunta ¿recuerdas el número?  Y le digo  ¡claro, lo memoricé en ensueños!

Al terminar el día, al volver a casa,habla cómo le fué en el trabajo, anécdotas, visitas  y dice tranquilamente... ¿sabes? yendo al trabajo se me ocurrió acercarme a un puesto de loterías y le pregunté a la señora ¿no tendrá usted por casualidad el número  **.*** ?,la señora  dice sí,  el número está reservado a un colectivo desde hace años y nunca ha tocado.  Entonces  le cuenta: mi señora ha soñado con este número esta noche. Ambos se quedan sorprendidos. La lotera dice mire que es difícil  soñar con un número y encontrarlo en el primer puesto de loterías que entra  habiendo miles de puestos de ventas de loterías repartidos por toda España. La señora amablemente refiere que la casualidad puede traer suerte, comenta: si desea puedo hacerle un hueco y pasar a formar parte del colectivo que lo tiene reservado.

Un día hablando del número soñado y las casualidades de los sueños con un vendedor de loterías, me pregunta: ¿recuerda que tipo de papeleta era? Pues hay: boleto de la Once, Lotería del Jueves, Lotería del Sábado, Lotería de Navidad, Lotería del Niño, etc. Me di cuenta de que no había caído en el detalle de observar el tipo de lotería del sueño. 

Han pasado más de tres años. Desde entonces mi marido cada sábado compra religiosamente el número soñado. Le digo, no compres mas…ya ves que no toca, mi lotería fue conocerte, ella eras tú.

sábado, 31 de diciembre de 2011

El color del agua.


En algún sueño me ha pasado lo que sucedió anoche. Soy atraída por un túnel del que no puede uno escapar, solo puedes dejarte, ir a donde te lleve. El túnel aspira a una velocidad muy alta y parece estar hecho justo para las medidas del cuerpo. La atracción sometida es muy fuerte, tanto que sería imposible salir, he de dejarme pues que ocurra y esperar que sea breve.

La primera  vez me pasó esta experiencia apenas estaba durmiendo.  Fui llevada de la misma manera que esta anoche pero con mucho miedo, desconocía lo que pasaba. Anoche me alegré de verme de nuevo envuelta en estas cosas raras que ocurren mientras duermes y no resultó como anteriores veces donde el pánico bloquea el presente.

Hoy deseé llegar al final del viaje, no tuve miedo a esta aventura tan extraña. Llegué al centro de una especie de enorme burbuja o platillo blando y elástico situado en el aire. Allí a oscuras sentí ser observada detenidamente por seres que no dejaron mostrarme su rostro o, si estaban mis ojos no vieron más que esferas del tamaño de un balón cuya envoltura de color suave era maleable e hidratada. Las esferas diagnosticaban dolencias a través osmosis con mi parte aguada recorriendo cada trocito de mi cuerpo en la que ambas aguas comunicaban.
  
Empezaron su estudio por el cuerpo y cuando llegaron a la mente podían leer mis pensamientos y sentir mis sentimientos.   Entonces, en ese momento  recordé la imagen de mi marido y su imagen quedó fuera, analizándolo virtualmente. Volvieron de nuevo a insistir y a leer otra vez mi cerebro y la imagen de él volvió a surgir de mis pensamientos. Sentí hablar  que debían dejarme y me veo otra vez  en el túnel veloz, de vuelta al mundo de los sueños. 

Al desayuno le hablo de mi sueño. Le digo, si no hubieras estado dentro de mis pensamientos ¿qué habría pasado? ¿Me hubieran llevado con ellos? 

lunes, 19 de diciembre de 2011

Las golondrinas también hablan.




Consigo no caer en sueño profundo, deseo verte temprano, de madrugada.

Quiero sentir el reposo soluto y firme de la montaña, 
sentir los frágiles movimientos de aquellos seres que vigilan su morada.
Quiero sentir el frío hielo del que está rodeada, sentir sus sensaciones, 
fijar sólo en ella mi mirada.

Todo está en silencio...
le acompaña algún murmullo de aves que vigilan su posada.
Abro la ventana ¡qué bosque tan helado!
 Así están de firmes los robles, pinos y álamos.
Se respira aire limpio y un fuerte frescor perfumado.
Observo el firmamento, que azul tan intenso,
lo cruzan estrellas fugaces dejando lazos blancos en su techo.
Siento cerca el jaleo de un nido. Oigo conversar igual que oyera despertar  voces de niños que vieron roto su silencio.
Preguntan ¿Qué pasa mama?  Y su madre responde… No pasa nada, tranquilos.
Alguien abrió la ventana para observar el paraíso y ver la nada, todo está bien,
volver a dormir, soñar en calma.

viernes, 16 de diciembre de 2011

El salón iluminado.



Sola,  me hallo en la cima de un nítido coloso de cristal. Desde su altiva azotea se divisan con claridad rápidos paseos de infinitos puntitos negros. Son miles de hormigas  corriendo en asfalto oscuro, azul y húmedo. Iluminadas por el color nocturno de las grandes urbes,  su volátil cuerpo toma luz en sus breves tropiezos y rápidos andares.

Una segunda mirada, observo con detenimiento… y quedo absorta al ver que no son hormigas, que son humanos. Desde  la cima del coloso, rodeada de tinieblas en la noche, veo claramente el abrazo simultáneo de miles de seres que en avenidas, paseos y cruces de calles paran brevemente para abrazarse.

En la oscuridad, mi luz, es la luna reflejada en el diamante helado. Vestida de seda azul claro,  jugué a destellos con lazos de cristal y estrellas color índigo.  Esperando, mi ser vitrificado fue capaz de percibir tímidos ensayos de un violín sepultado. Me dije: ¡no estoy sola!

La azotea descubre poco a poco su cristalino manto y emerge un salón iluminado cubierto de albores. En su interior hay una orquesta que espera la llegada de un desconocido ser.

Intento pasar al salón pero mi deseo es bloqueado. He de permanecer fuera, esperar y recibir su presencia.

Empiezo a oír hélices de un helicóptero, me acerco a recibir al único viajante. Baja un caballero, se despide del piloto y se acerca a mí con intención de abrazarme pero no puede. En un brazo lleva un pequeño maletín, en el otro un gran abrigo que debe dejar dentro del salón iluminado para sentirse libre y poder darme abrazos, pero una vez entra, su imagen se desvanece y quedo de nuevo sola esperando.

Mas tarde oigo que se acerca otro helicóptero y de él, baja un apuesto caballero.  Trae consigo un  maletín y también un paño de abrigo. Al verlo acercarse a mi, pasa lo mismo, dice: solo un momento, voy a dejar lo que llevo en mis brazos, y al entrar al edificio para dejar lo que llevaba entre manos su imagen también se disipa.

En noche de invierno, en la cumbre de un coloso de cristal, el hielo da forma a cualquier figura. Al igual que en alta montaña las cubre de fisuras, de escarcha cubre la piel y  la voz es vapor de niebla quebrada.  

Pensaba que  pasaría otra vez, sentí miedo por anteriores experiencias, volví a refugiarme y quise una vez más esperar hacia el calor del salón iluminado. La orquesta no atendió súplicas, fueron palabras heladas. Rodeada de inmenso manto de estrellas me senté de nuevo a la espera de su llegada.

Me pregunté ¿cómo sabe la orquesta que ha de llegar alguien? y ¿quín es ese alguien? ¿Qué esperan si aquí no hay nadie?

Más tarde, de nuevo volví a oír las astas del helicóptero.

Quedé sorprendida al ver quien bajaba. El caballero vestía elegante traje, sus manos vacías, no llevaban nada. En su primer paso me miró y puso sus brazos en alza. Enseguida se abrieron las  puertas del salón iluminado y la orquesta inició su melodía pausada. 

Recuerdo sentir el calor de sus abrazos, rodeados de luces de cristal que brotaban del salón iluminado.



miércoles, 28 de septiembre de 2011

Un pingüino en el hotel.


Al volver al hotel, después de estar fuera realizando gestiones, vi que uno de los conserjes iba dando escobazos a un pequeño animal que se había colado dentro.

El animal, al verse perseguido por una escoba que le azuzaba copiosamente por un ser poco amigo de animales, corría desesperado por pasillos y habitaciones.
Al abrir la puerta de mi habitación vi colarse velozmente bajo mis pies a una especie de pájaro de grandes dimensiones, acto seguido sin saber exactamente la clase de animal que se había colado en la habitación, vi entrar corriendo con la escoba al conserje.  

Esquivaba de manera veloz ser preso y azuzado por escoba. Al principio no pude precisar exactamente al tipo de animal, hasta que vi que de debajo de la cama subía rápido a esconderse bajo las sábanas a un pequeño pingüino.

El conserje de manera airada y violenta destapó las sábanas…y allí estaba él, desamparado y pillado a la espera del escobazo.  Levanté mis manos para evitarlo y cogiendo al vuelo la escoba, que devolví al conserje, di orden que el pingüino se quedaba en la  habitación.


No me pregunté de donde había salido, ni porqué estaba allí, solo me pregunté cómo podía una cría de  pingüino ser tan veloz y correr de esta manera.

Palomillas de muro.





Me vi paseando por la colina de una enorme montaña.

En la cumbre, el gélido aire de la mañana que cubre sus suelos de blancas alfombras, semeja  maná, claro y limpio. Su húmeda brisa alimenta diminutas plantas que heladas del frío de la noche, desnudan a la mañana su manto de hielo, aflorando su delicado ser.

Aferradas, protegidas de la afilada humedad de la noche, entre fisuras de roca, dejan caer sus brotes de pequeñitas hojas, mostrando cada  amanecer en cielo claro, abierto y álgido sus brotes de hermosa flor guarnecidos, de nombre palomillas de muro.

Supe que el mínimo roce pudiera ser quebranto de belleza, así que me limité a observar su delicada melena, sentada a sus pies de espaldas a  la roca.

Bajo gran mutismo, en compañía del canto de  aves y coro de insectos, el tiempo pasó callado, en silencio, bajo gran paz y ronroneo envueltos que hicieron perder el pasar del tiempo.


Creí que era el placer que da sentir el golpe de aire helado en lo más alto…, fue entonces cuando me di cuenta de estar envuelta de frágil tacto… mis brazos se hallaban vestidos de tules hojas dando fresco placer delicado. Quedé perpleja, no sentí miedo ni daño, sólo la fragilidad de su tacto. 
Entonces comprendí mi efímera esencia. Cuando vuelva a ser volátil y de nuevo sea tierra, agua, aire y viento, regresaré, me aferraré sedienta a una roca para sentir vidrioso y emotivo abrazo.

viernes, 15 de abril de 2011

Brotes de libertad.

       
Al permitirme ser árbol y sentir de manera onírica la magnitud de tu osamenta, sentí envidia por el sutil sentimiento que tu tronco ostenta. 

Percibí la jactancia de tu orgullo al placer de advertirnos. Creímos no ser observados, que nuestros rápidos andares, eran al igual que el polvo que arrastra el viento… pasajero.

Por instantes sentí pena al ver que las ramas ignoran que  no pueden migrar, no saben que son brotes de ti mismo, brotes de lucha, brotes de libertad.
Crecen tiernamente de manera silenciosa con bostezos matinales, que esperas como padre cada amanecer. Aprovechan tu debilidad y con fingido baile provocador cabalgan al unísono del aire, trotando, subiendo, soñando escapar de ti.

Al percibir gran tumulto y arranque de tantos brotes tiernos en tu tronco,  embobado las permites subir al firmamento.  En su evasión se dan cuenta que no pueden ir más allá del largo de tus raíces.


Su huida en alcanzar el cielo, proporciona grata sombra que refresca la tierra que cubre tu interior y entonces recibes de ellas abrazos de multitud de pequeñitas hojas rojas, de brote tierno y un sinfín de flores que dan vestidura hermosa  a vuestra imagen perfumada.

domingo, 27 de marzo de 2011

La limpia mirada de una niña. (Experiencia vivida).


Hace años, realizaba de manera frecuente viajes en tren de corto recorrido. Viajaba desde Barcelona hacia la comarca de Osona. En uno de los viajes, coincidí en el frontal del asiento con una familia de latinos. Dos niños de corta edad acompañaban  a sus padres.

El viaje hacia su  trayecto bordeando sus helados y bellos bosques. Acompañada del un libro, cuya lectura interrumpía  para absorber la fragancia  y contemplar el paisaje.

Sentada frente a mi, una niña pequeña, morena de ojos oscuros, “no tendría más de cuatro, quizás cinco años”, no dejaba de mirarme. Me vi  cautivada por esta criatura. No sé qué pasó, jamás tuve una experiencia así. Casi dos horas de viaje, aferradas, sin poder apartar  ambas nuestra mirada.

No  respondió a los abrazos y caricias de su madre, ni respondió a lo intentos del padre. Tampoco prestó atención alguna al  hermano que de vez en cuando la zarandeaba para romper su hechizo.

La madre la sentó en sus rodillas, su padre la hablaba,   pero ella como si estuviera sola, siguió fija a mi mirada. 

Cuando la recuerdo, me pregunto qué es lo que la niña pudiera haber visto para estar en su corta edad quieta, callada, aferrada.


Recuerdo que me sentí presa de algo que no puedo explicar. Es como si la niña tuviera la capacidad de transportarme al infinito.

viernes, 25 de marzo de 2011

Sin ti, todo sería abismo.


Ah! Qué sería este mundo sin ti.

Sin ti, desde fuera no sería vista nuestra esfera.

Sin ti, sería muda permanente nuestra tierra, no se oiría nunca cantar al agua.

Faltaría el imán atractivo de enamorados.


Sin ti en la sangre seríamos…quizás sólo mineral y agua.

jueves, 24 de marzo de 2011

La casa del caracol.

La noche hace un breve suspiro al llanto de nubes enamoradas.
Salgo a caminar por el sendero del bosque rodeado de chicharras y denso olor a fresco y evito que a cada uno de mis pasos bajo mis pies quede el mapa de vuestro  lecho.

Soy un titán para tu cuerpo, pero permaneces atento, con tus diminutas lentes, combatiendo. Valiente eres por salir a mi encuentro. Tus cortas agujas que enfrentas batiendo, son tus únicas armas que afloras desde dentro.

Cuando bajo a tu instinto oigo que tienes obras bellas que cubren tus adentros. Entonces yo te pregunto ¿qué es lo que tienes dentro? y tú me respondes… para poder verlas, antes he de dejar salir mi cuerpo y que tú puedas ser capaz de reducirte al límite de mi pequeña y maleable magnitud para que puedas acceder a verlo.

Me siento entrar al interior de tu universo. Tus paredes cubiertas de nácar, aceite y óleo guardan  pinceladas de Miguel Ángel, Velázquez, El Greco, Murillo y un sinfín de obras talladas en tu fino y curvado cuerpo. Dices que tus  pinturas se deben a tus mucosas, a ellas debes el óleo nacarado, la viveza y humedad de tus frescos.

Me hablas, desde fuera también puedes apreciar mis lienzos, solo que debes ser capaz de reducir tu tamaño al minúsculo espacio de mi interior para reparar en ellos.


miércoles, 23 de marzo de 2011

Las llamadas de la muerte.



Junto a un escaso grupo de personas, bordeamos paseando las delgadas arterias de un menguado pueblo, al anochecer. El vacío de sus callejas, la humedad del ambiente y la bajada de la niebla reflejaban como azabache sus gastados habitáculos y sus muros.

Me hallo dentro de un pequeño castillo, rodeado de viejos torreones, larga muralla de piedra gastada, porosa, calada por el zumbido permanente de agua, aire y frío. En sus muros brillantes y escurridizos se ven lazos de colores que forma la luna al tropezar como espejo reflejado en sus tabiques. En ellas florece musgo de un tierno color verde que al igual que el plancton, brota por el golpeteo y nutrientes  que arrastra el agua.

Allí, rodeada por tres personas, me hallaba acompañada. Nos dirigimos hacia el interior de los aposentos en busca de refugio para el descanso. En sus pasillos cuelgan viejos candelabros de tenue luz, frágil y etérea como la niebla.

Pasamos a una pequeña habitación, fría y húmeda carente de luz y calor. En el centro, una pequeña cama daba las coordenadas de monje en penitencia, carente de muebles y escaso abrigo. En ese momento, me di cuenta que de las cuatro personas, habíamos entrado a la habitación dos. Arreglamos el camastro y acondicionamos un poco el aposento.

Al poco tiempo, se oyó un ligero toque en la puerta, acto seguido  se oyeron dos golpecitos seguidos de sonido metálico diferente al primer golpe. Creímos que eran quejidos de tempestad, de agotamiento que provocan los golpes reiterados a grietas y fisuras en la roca; del viento cuando cobra voz entre los muros. Me acerqué a la puerta y abrí una mirilla enrejada que me permitía ver escasamente  el espacio que enfrentaba a la puerta. Un caballero alto, delgado, vestido de luto con fajín color rojo y camisa blanca se encontraba apoyado en la pared con limpios zapatos negro metálico.  Mirada hacia abajo, parte de su rostro cubierto por sombrero negro que a modo de respeto tenía ligeramente inclinado hacia el suelo. Enseguida supe que había llamado a la puerta. Un suave tok…sonido de madera, dos toques metálicos respondían al choque de sus limpios  zapatos de charol.


Sin palabras, supe que había venido a llevarse a mi compañera. Esperó respetuosamente a que saliera de la habitación para entrar en ella. Sin mediar palabra, se quedó esperando, mirando fijamente el frío y húmedo suelo. Pensé que no podía estar de manera permanente en la habitación para evitar que mi compañera estuviera sola, así que permanecí un tiempo dentro, también me mantuve  allí por miedo a ver de cerca el rostro de la muerte. Recuerdo al salir de frente, que él  de manera respetuosa no levantó la vista para verme, ni hizo el menor movimiento.

También recuerdo que fuimos a buscar alojamiento fuera del castillo. En la habitación ayudaba a otra compañera en arreglarla, cuando volvimos de nuevo a oír los tres golpes que percibiéramos en el palacete. No creímos que pudiera pasar igual, pero al abrir la puerta, vi de nuevo la misma imagen del caballero. Supe que había venido a llevársela. Salí, lo tuve muy cerca de mí.  Igualmente respetuoso; quieto, callado, sin prisas. A la espera para entrar se encontraba el caballero vestido de luto con sus zapatos limpios,  negros color metal, cabeza baja con sombrero inclinado hacia el suelo a modo de respeto.

De nuevo, las dos viajamos en búsqueda de alojamiento muy lejos de aquel lugar para evitar tropezarnos con el caballero. En una habitación de hotel,  alejadas de su  acecho nos disponíamos a descansar. Hablábamos como si nada hubiera pasado, nos habíamos olvidado de lo ocurrido y cuando creíamos que estábamos seguras, oímos de nuevo los tres golpes, uno en la madera y dos metálicos. No creíamos que fuera verdad pero él estaba de nuevo allí. Recuerdo quedarme un tiempo junto a ella. Entendí que cuando viene a llevarnos, no hay lugar ni distancias seguras que eviten su trabajo.


Respetuosamente esperó a que abandonara la habitación. Supe intuitivamente que no había llegado mi hora. Me llamó la atención su porte elegante de traje y sombrero negro. El gran grado de respeto, su silencio y  su espera, cabizbajo.

martes, 22 de marzo de 2011

Oyente vegetal de mis anhelos.


Oyente vegetal  de mis anhelos, con mis primeras sensaciones al  amanecer, hoy, te conté de nuevo mi sueño.

Anoche pude ver y sentir el arranque de la tierra, el avance y la búsqueda de la luz que colorea vuestras hojas y da fortaleza a vuestro ser.

Enseguida comprendí que nuestra percepción está carente de sentidos  a vuestras alegrías y llantos. Somos incapaces de oír vuestro lagrimeo en cada riego, vuestra sonrisa en cada tacto. Incapaces de permanecer tan sólo un segundo para apreciar ese leve aleteo de vuestras hojas a nuestro tacto.

El sueño me hizo ver la sencillez y levedad en vuestro despertar hacia la nada. Vi el crecimiento rápido del laurel como en película acelerada. Arrancabais  de la tierra un largo tallo cargado de hojas entrelazadas que formaban un gran aro que me rodeaba.

Enseguida se pusieron a crecer las demás plantas de casa y pude sentir el gran jaleo y aleteo de vuestros avanzares. Me llamó la atención el gran crujido que arranca de la tierra para dejar salir sediento de aire y luz al nuevo brote. Tierno, al igual que humano, responde con leve lagrimeo y mueve sutilmente sus hojas  en un primer contacto hacia la luz y humedad que lo envuelve.

Más tarde comienzo a redactar mi sueño. Paso página del taco calendario. Viernes 18 de marzo dice:

Cuando no tengas otra cosa que hacer, puedes plantar un árbol; irá creciendo mientras tú duermes.