De madrugada, alrededor de las seis a. m. me despertó una voz masculina, emitió sólo una palabra de manera clara, muy cerca del rostro como si pretendiera despertarme con su palabra.
Hay lugares que no necesitan nombre para existir. Este blog es uno de ellos. Un rincón pequeño, casi secreto, donde las palabras se despliegan despacio, sin vértigo ni ruido. Aquí no se espera nada… y por eso todo puede suceder. Relatos, pensamientos, fragmentos del alma: no tienen intención de explicar, solo de acompañar. Si has llegado, tal vez te sientas como en casa. Puedes quedarte cuanto quieras. Este espacio no exige, solo ofrece. Es un camino sin mapas guiado de suave luz.
www.relatosdepatricia.blogspot.com
miércoles, 15 de julio de 2020
Betelgeuse
De madrugada, alrededor de las seis a. m. me despertó una voz masculina, emitió sólo una palabra de manera clara, muy cerca del rostro como si pretendiera despertarme con su palabra.
lunes, 11 de mayo de 2020
Otto y el cielo de hojalata (I)
Otto ya de bebé percibía el mundo
de forma muy particular. Allí donde su madre veía una sencilla flor, el sentía
su aleteo al acercarse a contemplarla. Rodeado de un mundo diferente, a falta
de amigos con los que jugar, su mente fue guía, compañera y amiga.
Otto vivía en un pequeño
poblado de tan sólo tres casas. Una estaba deshabitada y abandonada,
en otra vivían un par de ancianos y la casa donde Otto vivía con sus padres.
Su padre trabajaba cuidando un
rebaño de unas cien ovejas y salía de casa muy temprano. Otto apenas
conocía su voz. Su madre se ocupaba de atender sus necesidades, además de
cuidar una pequeña granja en la parte trasera de la casa.
Otto estaba siempre hablando
consigo mismo, su mente estaba muy ocupada y cuando hablaba era muy poco, lo
estrictamente necesario con su madre. Allí era el único niño, así que su
creatividad fue creciendo siendo su mejor aliada.
La escuela
Otto debía recorrer un largo
camino de tierra que le conducía a la escuela más cercana. Allí
llegó el primer día con su madre, pero el resto de días iría solo por un camino
silencioso, junto al despertar de aves y árboles, al que se unía el llanto
de lobos.
Lo primero que descubrió a la
salida de casa en su segundo día de escuela fue, que sus pasos eran seguidos
por pequeñas luces, que, a modo de velas, iluminaban el camino. No conocía sus
nombres, pero su mente trazó un bosque nocturno iluminado y se dejó guiar
seguro y respaldado. Empezó a desear estar junto a ellas, formar parte de la
bella cúpula estrellada. Pensaba que quizás algún día pudiera estar alto, muy
alto para iluminar y guiar su pequeña aldea.
Su primer día de escuela
Otto sintió que el mundo se había
roto. Todo nuevo, todo diferente, tantos niños para poder jugar y ver tanta
gente provocan un duro golpe a soñar despierto.
Una vez empieza la profesora a
darles las primeras pautas de clase, vuelve a sus recuerdos y sin recordar que
está en la escuela, comienza a imaginar cómo estar en el firmamento.
Otto acude todos los días a la
escuela, pero le cuesta prestar atención, se olvida que está en clase, fija día
tras día su mirada al cielo. ¡Otto! ¡Otto! Le grita la profesora, no estás
aquí: Haber, dime ¿qué estás mirando? y él se asusta de verse ser el centro de
burlas, risitas y codazos.
Sueños y anhelos
Otto cuando llega la noche,
piensa en las luces del sendero. Se despierta a la mañana y sin saber cómo,
descubre que mientras estuvo soñando sus manos anduvieron ocupadas ya que hay
en el suelo una bella cometa de papel y las hojas utilizadas pertenecen a uno
de sus cuadernos.
Un día en clase la profesora,
habla de inventos que vuelan, de metales que cubren los cielos. Son aparatos
usados para el descubrimiento, dejaron de ser útiles para el espacio y se les
deja abandonados en el firmamento. Otto despierta de su letargo, le llama
la atención y con sus sentidos alerta finalmente se le escapa la pregunta “que
metal es el que está cubriendo el cielo”. La profesora no desea alargar la
clase y termina la posible sucesión de preguntas ante las risitas de los
compañeros y le responde, “son de hojalata”. Hay un arranque de burlas hacia
Otto. Es la primera vez que escucha, la primera vez que pregunta y la respuesta
de la profesora y burlas en clase frenan su curiosa necesidad a conocer de
cerca un cielo de chapa plateado.
Otto no quiere ver destruidas las
luces que le guían y dan fortaleza a sus pocos años. Duerme y sueña limpiar el
espacio.
A la mañana siguiente su madre al
despertarle tropieza con un trasto y le pregunta ¿de quién es el juguete de
lata que hay en el suelo? Otto no comprende lo que su madre dice y no responde,
da un brinco y baja rápido de la cama. Sus menudos ojos se deslumbran al ver
una cometa grande que emite bellos destellos. La observa, la ve preciosa.
Finalmente piensa que no servirá para volar porque está hecha de metal.
Piensa…y cree que pudiera ser él quien en sueños tejiera la hojalata, pero
entre dudas, no lo cree posible pues sus pequeñas manos no tienen suficiente
destreza para moldearla.
Otto va a la escuela y es objeto
de atención. Arrastra orgulloso su hermosa ave de enormes alas
siendo motivo de tumulto y alboroto de todos sus compañeros y Otto
rodeado, por la multitud que desean ver y tocar su radiante trasto le
preguntan ¿de quién es la cometa? y Otto sonrojado dice tímidamente, sin
levantar apenas la voz que la ha hecho él. No puede decir que la encontró al
despertar de su sueño y oye achuches y burlas “Otto mentiroso”, tu no has hecho
esta cometa y además los metales no vuelan ¿de qué te sirve el aparato?
Llega la profesora y tira por la
ventana la cometa. No entiende de donde ni como ha conseguido un juguete
inútil pero muy bien realizado. Otto con fuerte dolor observa la cruel mirada
de la profesora que da por concluido el alboroto y comenzar las clases.
Otto sale de la escuela
disparado, desea evitar que se la quiten o destruyan, pero sus compañeros al
verlo correr se adelantan, pero antes de que lleguen a tocarla la cometa alza
el vuelo y comienza a elevarse. Otto al ver que no puede alcanzarla siente un
fuerte dolor de tripas mientras que sus compañeros atónitos miran la cometa
serpenteando entre los cielos. Y como si tuviera vida, cuando Otto sofocado por
lo ocurrido decide tomar el camino de vuelta al poblado la cometa cae junto a
él y van juntos a casa volando.
Al día siguiente la profesora
habla antes de iniciar la clase del asunto y refiere explique Otto el origen de
su artefacto y le pide salir al escenario. Otto no sabe que contestar pues esa
misma noche en sueños, sus manos tejieron un hermoso avión de hojalata,
así que se limita a sonreír porque no entiende nada. Tampoco puede decir lo que
le pasa porque se burlarían de él. Al cabo de varios minutos su cara está roja,
es el centro de ojos burlones, así que sale del apuro y corre al asiento de clase
"bueno... vemos que guarda celosamente a su artesano" responde
la profesora; cree incapaz a un niño de crear tales juguetes.
Otto sigue soñando y cada mañana
trae consigo un nuevo chirimbolo. Su madre no comprende, la habitación de Otto
está repleta de chapas artesanas que surgen de la noche a la mañana en forma de
mágicos juguetes.
La ausencia
La madre de Otto acude como cada
mañana temprano, tropieza, tiene que ir apartando para acercarse a despertarlo,
su cuarto está repleto, no caben más peleles. Otto no duerme ni está en su
habitación. La madre, cree que pudiera haberse levantado antes y lo busca en
casa y alrededores. Angustiada espera la llegada del padre, piensa que si no
está con ella pudiera haberse ido temprano con él...pero regresa a la noche
solo, vio por última vez a Otto en penumbra dormitando.
Dan parte del suceso a las
autoridades del pueblo donde está el colegio. En su búsqueda acude todo el
pueblo, buscan a Otto y sus sueños. Al acercarse al colegio quedan
sorprendidos al ver que las aulas emiten bellos destellos que
manan cientos de juguetes de mineral plateado.
El director del colegio no sale
de su asombro, llama a su profesora para conocer el carácter y comportamiento
de Otto, para saber dónde encontrarlo. Pero Otto no aparece. Cuando sus padres
regresan a casa destrozados entran a su habitación y la encuentran vacía de
latas, cometas y artefactos.
Los juguetes del colegio quedan a
la espera de que alguien aclare su origen y reclame, pero al pasar el tiempo
son los niños quienes hacen uso de los sueños de un niño que anduvo en clase
poco tiempo y dejó simientes para que pudieran alcanzar el mundo de los sueños.
Pasa el tiempo y la ausencia de
Otto está presente.
Un día surge un comunicado: No sabemos qué ha pasado ni cómo se ha producido, pero todos los satélites y materiales que bordeaban la tierra han desaparecido. Hemos contrastado los datos antes de dar la noticia: el cielo que cubre la tierra está limpio de artilugios y metales.
Además, hay otra noticia curiosa: Pilotos de varias
líneas aéreas de diferentes países han visto a un niño pasear por la
bóveda celeste. Dicen que por las noches ven al niño de las cometas
acunado en una estrella, deslizando su luz hacia caminos, poblados
y menudas aldeas.
miércoles, 5 de febrero de 2020
Encuentros con lo extraño.
¿Cuál sería tu reacción si
vieras seres con rasgos humanos pero que por sus características físicas
sintieras que no es posible que sean de la tierra, sino que son seres de otro
mundo?
No es lo mismo el presenciar
un objeto volador que por comportamiento, forma, tamaño, rapidez y desaparición
visual, etc. deduzcas que es algo no construido por el hombre, que el tener
frente a ti a escasos metros un ser extraño el cual es capaz de paralizarte,
abducirte y transportarte sin dolor de manera temporal.
La primera impresión humana
al ver un alien provocaría un pánico exacerbado que llevaría a la paralización
de cuerpo y mente. Me pregunto ¿no hay ningún caso conocido, algún terrícola
que ante la insólita experiencia su corazón haya sufrido un paro cardíaco?
Si las características
físicas de los aliens son muy similares a la humana, puede ser menos impactante
y, según nuestros pensamientos en ese instante y reacción ante ellos cabría la
posibilidad de que se comuniquen telepáticamente para tranquilizarnos y evitar
que el contacto sea tan abrupto.
La reacción e intención de
los aliens frente al humano dependerá de si en su nivel evolutivo se
generaron sentimientos como la compasión hacia otros seres. Al tener
acceso a la nuestra mente conocerán nuestro primer instinto, pensamiento y
reacción ante ellos y de ello dependerá salir más o menos airosos del raro
encuentro.
Desplazarse por el universo y
conocer mundos requiere estar altamente cualificados en todas las áreas
científicas, preparados y protegidos ante cualquier raro evento, excepcionales
encuentros y altos riesgos; por tanto, deben de haber alcanzado alto grado de
evolución para superar la infinidad de obstáculos y peligros de mundos cuyas
características biológicas y ambientales hayan generado formas de vida muy
diferentes, extrañas y peligrosas.
Su alto desarrollo
tecnológico analizará nuestra genética desde sus naves, sin bajar previamente a
la tierra. Si eres la elegida/o no es casual, ya fuiste previamente
seleccionada/o y sucederá lo no creído e imposible.
Según el grado de evolución y
autoprotección de los aliens, el contacto con terrícolas sí podría correr
peligro. La proximidad, un simple roce de piel o un estornudo de un ser de otro
mundo podrían provocar una muerte fulminante y/o dolorosa con riesgo a una
pandemia si no se tomaran medidas rápidas, traspasaría barreras, afectando no
sólo a humanos y animales, incluso podría afectar al reino vegetal.
Algunos pueden llevarnos
cientos o miles de años de evolución, por lo que nunca sabremos el porqué del
estudio a un determinado grupo de personas, jamás sabremos la raíz y fines de
su estudio, la humanidad siempre se hallará en situación de incertidumbre.
Los aliens, antes de adentrarse al planeta habrán obtenido acceso a cualquier dato sobre nuestra raza y diferencias étnicas, nuestra evolución, comportamiento social y sabrán que nuestra especie es peligrosa, autodestructiva, así que no deberíamos esperar de ellos piedad y compasión, porque saben que no la aplicamos a los de nuestra propia especie.
Pese al conocimiento de
nuestro egoísmo y falta de empatía con nuestros semejantes no creo que todos
los aliens que nos visitan tuvieran la intención de tratar mal al ser humano.
Ha habido contactados que después de un encuentro enfermaron, otros fallecieron,
pero muchos otros no sólo no han sufrido secuelas físicas ni mentales sino más
bien lo contrario: fueron bien tratados e incluso les eliminaron el mal crónico
que padecían.
Tendrán el poder de penetrar
en nuestra genética y entrar en nuestra mente. Sólo con mirarnos podrían saber
bien cómo somos, hacia dónde nos han forjado y evolucionado nuestro sufrimiento
físico y emocional, si nuestro dolor generó resentimiento, odio, rencor,
violencia, envidia, si somos capaces de perdonar, de amar.
Cómo nuestras experiencias
han modulado nuestra mente, nuestros sentimientos y deseos, y en especial el
grado de respeto y amor a la naturaleza.
Al poder leer los
pensamientos saben cuál va a ser tu respuesta inmediata y antes de ser atacados
frenan el intento respondiendo con armas para nosotros poderosas y dañinas.
Por esta razón, ante un
encuentro con un ser de otro mundo no hay que atacar. No podemos defendernos y
como no podemos hacer nada absolutamente, lo conveniente es dejarte hacer y
esperar que sea breve. Si tienen proyectado abducirte, no puedes ni
debes defenderte, menos aún actuar con violencia física o intento de ataque.
Creo que somos visitados no
por una sola clase de seres, sino seres de planetas de diversas partes de la
vía láctea, posible incluso fuera de ella. Ahora, yo me pregunto ¿por qué
tienen tanto interés en el planeta tierra?
Reflexiones:
· Hemos despertado su
interés, hemos llamado su atención con tanto ruido, bombas atómicas,
pruebas nucleares, misiles y emisiones de radio y otras tecnologías
aflorando por la vía láctea…"demasiado escándalo en nuestro
vecindario cósmico".
· Ven a la raza humana
como peligrosa por realizar grandes inversiones en armamento capaz de
exterminar a la especie humana y al planeta tierra varias veces. El
gran poder de las naciones radica en las reservas de medios atómicos, de
armamentos y reservas de virus capaces de sepultar a millones de seres
humanos de un plumazo. Posiblemente somos de las pocas especies que
se autodestruyan y además provoquen menosprecio y daño iterado al planeta que
les da cobijo y alimenta.
· Además de peligrosos
nos ven primitivos e ignorantes, ciegos por el poder y lucro, ciegos porque no
hemos comprendido el fin y realidad efímera de nuestra existencia.
· Cercanía y proximidad.
La mayoría de los aliens que nos visitan vienen de la Vía Láctea, de planetas
cercanos a la tierra o no muy distantes.
· Cualquier daño severo
a la naturaleza de cualquier planeta repercute directamente en los planetas
cercanos, e indirectamente a los más alejados. El daño a un solo planeta afecta
directamente a su entorno y vecindario cósmico.
· ¿Acaso saben los aliens la
proximidad de algún evento o catástrofe próxima para nuestro planeta
que provoca un incremento del “aliens turismo galáctico”? ¿Por qué hay tantos
avistamientos? ¿A qué se debe tanta abducción y estudio? ¿Acaso
obedecen al conocimiento de un evento dramático próximo que les hace visitar el
planeta tierra antes de que sus condiciones de habitabilidad desaparezcan?
lunes, 2 de diciembre de 2019
La súplica del topillo.
domingo, 20 de mayo de 2018
La mirada de la bondad
Un fin de semana de abril, sobre la una de la madrugada hubo un apagón que duró toda la noche, dejando en plena oscuridad a todo el pueblo.
Por costumbre, me levanto a contemplar la cúpula celeste y en sombra soledad gozo viendo el zarandeo de luces fluyendo por los cielos.
Al principio creí que la bombilla del faro que alumbra la callejuela próxima al dormitorio se habría fundido y me alegré al ver que sin ella podía divisar el azulado cielo mientras entraba al mundo de los sueños. Cada noche tenebrosa freno el impulso de tirar una piedra a farola porque me priva del placer de observar titilantes guiños, y ocurrió que pudiendo disfrutar viendo el firmamento desde la cama, dormí de un tirón toda la noche.
El hábito del trabajo hace levantar a mi marido bien temprano “aunque está jubilado, su cuerpo aún no lo sabe y pega un brinco como lo hiciera exactamente durante años”. Cuando dan las 6.30 en punto de la mañana, como si fuera un gallo pega un salto y como sonámbulo inicia su rutina matutina. Sin embargo, la noche que hubo apagón ocurrió lo que nunca hizo antes y fue alzarse a las 5.30 horas.
Yo que lo veo levantar miro la hora e intuyo que irá al lavabo. Andando dubitativa pienso qué raro...pero sigo acostada, despierta mientras le oigo trajinar en la cocina.
Mientras que descanso analizo lo extraño de su madrugón girada sobre el lado izquierdo de la cama y de pronto noto dejarse caer con suavidad un grandísimo peso que se acuesta tras mi espalda. Sin sentir miedo primero intento con mi cuerpo arrastrarlo fuera de la cama, pero pesa muchísimo, es como si tuviera a mi lado un bloque de hormigón. Intento moverlo para sacarlo de la cama, pero es imposible siquiera moverlo un ápice. Tras unos minutos de infructuoso intento me doy cuenta que estoy siendo abrazada por dos brazos. Permanecen quietos, no me tocan, solo me rodean y para mi sorpresa no siento miedo y comienzo a palpar primero sus brazos y sigo con sus manos. Percibo que son dos y enseguida las identifico. Me parece tan sorprendente lo que estoy viviendo que vuelvo a tocarlas una y otra vez para confirmar que son reales.
Identifico que pese a tener características antropométricas humanas su piel es extremadamente suave. Las manos y falanges tienen la suavidad del terciopelo, no parecen articulados y en seguida pienso que puede llevar guantes o quimono completo. Sus brazos y manos como si no tuvieran vida están quietos dejándose tocar y, queriendo saber y entender lo que pasa realizo un esfuerzo y en voz alta pregunto ¡Quién eres! ¡Qué es lo que quieres de mí! y acto seguido me gira con suavidad. Al tenerlo frente a frente veo un rostro humanoide de grandes ojos rubios de una expresión de inmensa bondad, tremendamente cautivadora, de inmediato sentí algo inexplicable, sus ojos expresaban conocerme profundamente, su boca es extraña y a continuación lo aparto con mis brazos, en ese momento su imagen se desvanece.
Enseguida salgo disparada del dormitorio y aviso a mi marido que anda trajinando en la cocina e insisto en que acuda al dormitorio. A continuación, le cuento la experiencia y seguidamente le pregunto ¿Qué pasa hoy? ¿por qué te levantaste una hora antes? y contesta, no lo sé, supongo que mi reloj biológico se equivocó y acto seguido comenta…toda la noche ha permanecido el pueblo sin luz y en cuanto a mí, no sé qué ha pasado ni porqué hoy me levanté antes, es la primera vez que me ocurre.
La siguiente noche a las cuatro de la madrugada me despierta una intensa luz. Entra por la ventana y percibo tanta fuerza que ilumina por completo el dormitorio. Parece haberse invertido la noche por una mañana soleada, pero mi reacción es contraria a mi forma de ser, y en vez de levantarme y abrigarme para observar y fotografiar desde la terraza que es lo que provoca la intensa iluminación, en segundos mi organismo queda atrapado en un grato y profundo descanso.
martes, 20 de marzo de 2018
Reflexiones: Proyecto inducido
martes, 20 de febrero de 2018
Reflexiones: Hacia la creación de un sólo Dios
sábado, 13 de mayo de 2017
El vagón de los convictos. Capítulo I
(I)
Vuelas y planeas alto, tan alto como un cóndor. Tu vasta visión abre paso a fluidas nubes para divisar cúpulas gamma esmeralda losadas de espumosa tierra y, como garabatos trazados por pipiolos, visualizas ajetreo de capilares, finos hilvanes resbalando y rebotando orondas losas, calmando y mitigando vigorosas aguas azules.
A esa elevación sus campos lo forran hierba esponjosa. Si te aproximas un poco más, percibes pluralidad de arbustos y, al ir descendiendo, en lo más profundo de angosta selva distingues amplia área cuadrada blanca como la nieve, fuertemente vallada, en cuyo su interior se haya “El penal de los caídos”.
Rodeado de amplio césped de un kilómetro a la redonda contrasta con dureza sus altos muros blancos y fríos. Más allá, su seductor y esponjoso suelo queda agazapado entre hojarasca y alambres espinos, "rastreadores delatores de sangre entre maleza, rocas y arbustos".
Al alba, su único sendero de acceso queda vaporoso y clausurado de miles bostezos. Su lento y plácido despertar cuaja los vientos cubriendo de lechoso lienzo al nutrido césped y canoso edificio. Es un confinado lugar de temperatura glacial y poroso suelo, apartado de toda población.
Allí reina solemne silencio. Solo se oye el plácido zarandeo del viento, el arrumaco acicalado y cantos de múltiples aves. Famosa por su vigoroso río Hidra, posee amplia fauna salvaje, frondosos valles y bosques, además de hallarse el penal de los caídos. Hidra es el pueblo más próximo y se halla a una distancia de trescientos Kilómetros.
Hidra tiene estación de ferrocarril y transporta viajeros diariamente. El ingreso al penal se realiza el último viernes de cada trimestre, reservando sus tres últimos vagones para el transporte de penados. Los reos se alojan en el penúltimo vagón, quedando tres vagones al amparo de custodia policial.
Su monumental estructura de grueso hierro fundido se haya forrado de nobles acacias, muy cuidadas, brillantes y barnizadas de estado impoluto. Sus asientos separados por fuertes colmillos fueron clavos y amarres sobre tablas más duras que el granito, y como si el tiempo se hubiera detenido o como si no hubiera trascurrido "mimado" como si fuere una especie extinta a conservar, guarda grilletes y herraduras brillantes, sin resquicio de óxidos que antaño fueron garras sangrantes en tobillos de camino hacia el abismo.
El viaje por tren desde el calabozo policial de origen hasta “el penal de los caídos” duraba cinco días, trayecto que facilitaba conocer la personalidad de presos y, en ocasiones surgía empatía dada la estrecha relación entre funcionario y convicto.
Después de permanecer encerrados largo tiempo a la espera de sentencia, el viaje hacia el penal de los caídos representaba un gran impacto, un delicado regalo, un amplificador de sentidos.
Descubrir al alba efigies lechosas, vidrieras que parecieran guarecer las almas vegetales del helero nocturno. Sentir desperezarse, oír crujir suavemente su tierno manto al igual que los primeros revoloteos de un pajarito. Auscultar el calmoso siseo de las plantas e inspirar la pureza del oxígeno exhalado en horas de velo y silencio. La profunda paz y deleite que trasmite oír corretear al agua con su ro, ro, ro, ro, ro agitado, capaz de penetrar con su afable ronroneo en lo más profundo de nuestras células.
En uno de los trayectos hacia el penal reo y funcionario policial coincidieron no sólo ser de la misma provincia, sino ser vecinos al haber nacido ambos en el mismo pueblo. Las diferencias sociales entre ellos eran tan grandes que Dionis no conocía su rostro, no recordaba haberse cruzado con Carlos por sus callejuelas ni haberlo visto acudir a las fiestas del pueblo.
Carlos, hijo único de familia acomodada, la más rica y respetada del pueblo y provincia. Su padre Don Donato, notario respetable forzó a que su amado hijo tras varios fracasos en aprobar la oposición a Notario, y, antes que se agotara física y flaqueara emocionalmente consiguió que aprobara una oposición de funcionario de prisiones de alta seguridad.
El caso de Dionis, un joven alegre de veintitrés años, condenado por el asesinato de Carol de diecisiete años embarazada fue polémico y mantuvo en vilo a toda la nación. Cuando Dionis recibió la noticia de la muerte de Carol enloquecido y lleno de rabia juró una y mil veces que no sería capaz de hacer acto semejante y que amaba con locura a Carol.
Dionis perdió a su padre a corta edad y su escaso grupo familiar lo formaban su hermana Alba de diecinueve años nacida sordomuda, su madre Angélica y él que cuidaba celosamente de ellas.
Después de aquellos primeros días en que el dolor y la rabia le hicieran hablar defendiéndose, cayó y no volvió a abrir la boca, pese a reiterados intentos.
Dionisio “Dionis” para familia y conocidos siempre mantuvo que la amaba. Vivir no tenía sentido sin ella y abatido de dolor dejó que la bruma censura de su pueblo natal, provincia y nación vieran justa la sentencia a pena capital por el asesinato de Carol.
No reaccionó a insultos ni al dolor físico cuando entrando al Tribunal para ser juzgado pese a protección policial fue atacado por un grupo de gentío que cargados de ira le insultaban y arrancaban pelo mientras que otros fanáticos le golpeaban fuertemente. Hubo quien armado sacó una navaja. Dionis no llegó a entrar al juzgado, rápidamente tuvo que ser llevado al hospital por varias heridas sangrantes en rostro, cuello y espalda.
Tardó tres meses en poder respirar bien pues la puñalada llegó a pulmón y hubo que intervenirle por lo que estuvo hospitalizado hasta recuperar la función respiratoria. El equipo médico que siguió a su lado durante este tiempo así como los guardas que le custodiaban durante este periodo de ingreso, sentían con certeza que Dionis era inocente del crimen, dejando su inocente huella en el personal hospitalario.
Dionis tenía el corazón tan roto que en sus tres meses de hospital no habló ni una sola palabra. Tampoco hubo gesto ni queja al dolor físico…y cada día el parte médico sobre su estado evolutivo refería (estado depresivo, mirada perdida, bañada en lágrimas). No deseaba vivir y al no comer ni tomar los fármacos pautados por orden médica, fue atado a la cama para medicarle y alimentarlo por vía intravenosa.
Tras su recuperación de nuevo fue al Tribunal a recibir sentencia pero Dionis se mantuvo callado y no se defendió de los cargos de asesinato.
La sentencia por el crimen de Carol embarazada fue firme e unánime y debía ejecutarse en un plazo máximo de un año.
Ese mismo día, Dionis partió del Alto Tribunal hacia el depósito de reos condenados a pena capital para después dirigirse hacia el penal de los caídos acompañado de otros cuatro reos, fuertemente custodiado.
Doce guardias cubrirían el trayecto de los cinco reos hasta el penal. El penúltimo vagón alojaba a los reos y el anterior y último vagón, se hallaban acomodados con literas para el descanso de los funcionarios.
En el trayecto hacia el penal de los caídos, en el primer turno de vigilancia de seis horas se originó algo insospechado que provocaría un cambio en la vida de Carlos.
Apagado y sin ganas de entablar conversación con nadie Dionis se mantenía callado.
La primera noche en la que Carlos se hallaba de guardia en el penúltimo vagón, algo imprevisto ocurrió. Carlos repartía mantas para paliar la helada noche. Dionis, como siempre pensando y mirando al exterior no se percató de que Carlos le arrimaba una manta, así que tras segundos de ver que Dionis no se movía, con su brazo lo hizo girar para que recogiera la manta. Dionis con mirada abatida, limpia e inocente miró al Carlos y quedó sorprendido. Algo le hizo reaccionar, fue como despertar en un mundo diferente. Sintió el dolor que arrastraba Carlos y se preguntó qué cosa grave tendría para que se hallara el funcionario en peor estado que los propios reos conducidos a la muerte.
Tras unos minutos de aquel corto e insignificante segundo en que ambos se miraran, Carlos tuvo que pedir relevo ante vómitos que no remitirían durante todo el trayecto. Sus compañeros, al verlo indispuesto intentaron que el resto del viaje descansara y no tuviera contacto con los penados, pero Carlos incluso encontrándose enfermo sufría un deseo incontrolable de estar cerca de Dionis. Cuando le tocaba su turno acudía a su trabajo y cuando sentía angustia sacaba el torso por ventanilla dejando sus jugos gástricos como pinceladas abstractas sobre los muros metálicos del veterano vagón.
Ha pasado siete días. Los funcionarios se encuentran descansando alojados en el penal de los caídos. No sólo transportan reos, a su vuelta deben devolver personalmente los objetos personales y las cenizas de anteriores reos ejecutados a las familias.
El segundo día Carlos fue llamado por el director del penal de los caídos y claro, creyó al instante que le preguntaría por su estado de salud, pero al entrar en el despacho del director supo de inmediato que sus vómitos no serían el tema a tratar y, enseguida se puso nervioso.
¿Carlos, tiene usted algún vínculo con Dionis o su familia? No señor Director. No conozco a nadie de los suyos, el único vínculo que nos une es ser del mismo pueblo, aunque no nos conocemos. Está usted aquí porque desde que se detuviera a Dionis que sepamos no ha emitido palabra alguna, nunca pidió nada y siempre se negó a hablar. Ya sabe que por clemencia todo condenado puede pedir su última cena y una petición posible a conceder, pues bien Dionis al referirle el guarda de seguridad sus dos últimas peticiones, no hizo mención a la última cena, pero sí ha solicitado por escrito que usted le visitara un día antes y además desea que sea usted quien le acompañe durante el proceso de su muerte.
Carlos se bloqueó de tal manera que poco faltó para desmayarse. En su mente hay dos corrientes inversas, por una parte siente una fuerte atracción hacia el reo, desearía hacer cualquier cosa por él, ayudarle, pero estar presente le puede, no cree ser capaz, pero no encuentra motivos de peso que justifiquen negarse.
Cuando Carlos accede a verlo pasan varios minutos callados. Carlos está muy nervioso. Sabe que no ha hablado con nadie, ni ha emitido nunca solicitud de ningún tipo ni se relacionaba con los internos. El ser llamado él y no otro funcionario le provoca desasosiego. Tras varios minutos de silencio la mirada de Dionis hacia él es de una compasión tan inmensa que Carlos siente detonar cada una de sus células y cuando Dionis alzó el brazo para entregarle una carta en sobre cerrado, el corazón de Carlos se aceleró a más de 170 pulsaciones por minutos. Sudoroso, pálido a punto de sufrir una parada cardíaca, salió de la celda guardándose el sobre mientras intentaba sobreponerse con gran sobre esfuerzo ante el temor de caer desplomado al suelo.
Tras ser llamado de nuevo Carlos por el director para conocer qué deseaba de él, este omite la carta y comenta que sólo quiso estrechar su mano, refiere que quizás Dionis pudiera saber que ambos son del mismo pueblo.
Cuando fue acercándose el día del fatal desenlace Carlos mantuvo todo su ser muy angustiado. Por él, no hubiera accedido a esta segunda petición de Dionis “Que no le dejara irse solo” Deseaba que Carlos estuviera presente. Tras esperar el equipo judicial un tiempo prudencial y ante la ausencia de Carlos, se inició la entrada del suero por las venas de Dionis y fue entonces cuando Carlos en un acto de coraje abrió la puerta y tomó asiento en la sala acristalada, y desde la segunda fila, como una piedra soportó el mal trago de acompañarlo en su partida.
Mientras el doctor realizaba los preparativos para la inyectable letal, en ese corto espacio de tiempo y ante las miradas de un grupo de extraños y a escasos segundos antes de que su corazón dejara de latir, Dionis, agradecido ante la presencia de Carlos sintió brotar sus lágrimas. Cuando el suero salino recibió la fatal inyectable, Dionis pudo vencer el estado de pánico al sentir la tierna presencia de Carol dulcificar su último suspiro.
Carlos no podía levantarse del asiento. Su cuerpo abatido por fuerte impacto tuvo que ser ayudado para salir del recinto. Dos peticiones unieron sus corazones. La visita anterior al desenlace con la entrega de un sobre que Carlos sudoroso tuvo que coger sin esperarlo y la petición de acompañarlo en su partida, menos aún deseado y esperado.
Carlos se vio forzado a cumplir ambas peticiones. No podría negarse a ir a verlo cuando el Director de prisiones le comunicó que deseaba hablar con él y tampoco pudo negarse a estar presente el día señalado. Por humanidad, cualquier funcionario haría acto de presencia. Carlos también lo hizo…no obstante, en ese instante, esa última mirada fue para el funcionario una pena perpetua, difícil de olvidar.
Carlos ha vivido con tanta turbación que han pasado dos años y no ha sido capaz de leer la carta. Queriendo olvidar la experiencia se negó a conocer el destino de la familia de Dionis.
Tras la partida dolorosa de Dionis, su madre Angélica no pudo soportar el dolor y falleció a los dos meses dejando a su hija Alba en total desamparo al ser sordomuda de nacimiento. Alba había avanzado por las atenciones que su hermano buscó desesperado para que pudiera comunicarse y entendiera el lenguaje de los demás. Al ser Dionis huérfano de padre, asumió el cuidado de la familia. Consiguió que Alba fuera admitida en un centro especial y pudiera estudiar, pero a raíz del suceso todo cambió y tras fallecer su madre y hermano y no disponer de recursos ni familia se vio en la calle y terminó ingresada a sus veintidós años en un centro para enfermos crónicos.
Alba, recluida, sin ser visitada por nadie, vivía en un espíritu limpio y puro ausente de todo mal.
Tras haber pasado más de dos años, una dulce mañana de domingo Carlos decidió leer la carta en los jardines de un parque público y allí sintió tal vergüenza, tanta humillación de sí mismo que un fuerte retorcijón de tripas provocó que tuviera que ser atendido por los servicios de emergencia sanitaria en el mismo parque, su figura fornida no soportó el daño de su propia cobardía. Dionis suplicaba a Carlos de nuevo su ayuda. En el mismo sobre se hallaba una carta dirigida a su madre y hermana, las tranquilizaba, les decía lo mucho que las quería y hablaba de su inocencia.
Encerrada en perpetuo silencio, como maniquí dejándose arrastrar por fuerte riada Alba pasaba sus días metida en felices recuerdos esperando visita de mamá Angélica y su querido hermano Dionis.
A los pocos días de leer Carlos la carta, Alba tuvo su primera visita en el Centro asistencial. Alba no respondía a nada. Carlos iba a verla cada domingo y festivo. Se sentaba junto a ella, y ambos en silencio pasaban la mañana. Carlos desde el primer día que fuera a verla le llevaba flores pese a que Alba no apreciaba ni mostraba gesto alguno de alegría ni emitía gestos de agradecimiento.
Carlos antes de poder ver a Alba pasó visita con médicos y psiquiatras del centro y tuvo que dejarles leer la carta de su hermano Dionis en la que les decía a su familia que era inocente del crimen, que estuvieran tranquilas que Carol y él volverían a estar juntos. Y en última línea suplicaba a Carlos que no sintieran soledad ni abandono, que no las dejara solas.
Carlos supera los cuarenta años y pese a ser una persona culta, mantener buen porte, buen trabajo y ser de familia bien, amén de ser atractivo es un hombre extraño, serio, no se le ha visto nunca acompañado de mujer. Vive solo y no suele confraternizar con sus compañeros de trabajo ni con sus vecinos.
Han pasado seis meses de visitas y Carlos solicita autorización para pasar unas horas fuera.
Sentados en la arena bajo sombras bananeras y cálidos roces de escurridizas brisas Carlos tuvo un conato, un intento de coger sus manos pero le temblaban tanto que sólo llegó a rozarlas. Alba no pareció darse cuenta y disfrutaba del jugoso gorgoteo y proximidad de las olas. Carlos cada vez que la miraba veía en sus ojos la inmensidad del océano, como si tuviera la capacidad de introducir el mundo acuático en sus almendrados ojos y tanta emoción le vino encima, tan amplia sintió su caja torácica que sintió brotar llanto emocional, nunca antes sustraídas de su foráneo ser.
Cuando Carlos hizo ademán de irse y al ayudarle a levantar, ella le miró a los ojos fijamente durante varios segundos transmitiendo con serenidad “sé que estás aquí, junto a mí”.
De regreso Alba recibiría el primer beso en la mejilla y no sería diferente para Carlos ya que a sus cuarenta años era el primer beso que se le escapaba. Alba volvió a responder y tras el roce de sus labios quedó un tiempo paralizada, como analizando algo grande le acababa de suceder y volvió a mirar a Carlos con esos cristales acuáticos capaces de adentrarse en los abismos de su mente.
Tras disfrutar varios días festivos junto a Alba, Carlos estudió la forma de poder entablar conversación y comunicarse no solo con él, sino con su entorno, así que buscó centro para que pudiera recibir Braille, lenguaje de signos y además pudiera estudiar, cubriendo el los gastos.
Alba parecía encontrarse en un mundo de fantasía, como si hubiera pernoctado toda su vida entre los muros del centro, no preguntaba los motivos por los que se encontraba allí, ni hacía mención a su familia, no recordaba el pasado y se sentía feliz.
Carlos al tiempo que ella avanzaba en clase, estudiaba el lenguaje de los signos para poder comunicarse y entenderse con ella.
El dolor de Alba quedó sepultado de tal manera que se aferraba a su encierro, no quería volver, pero para rehabilitarse Alba tendría que afrontar y aflorar su pasado, aceptarlo, retroceder en el tiempo hasta llegar al momento en que su alma quedó varada y, tras un año de intensa terapia un domingo en que Carlos se presentó en la sala de espera con un amplio ramo de rubias margaritas se encontró a Alba que esperaba su visita impaciente “como una niña espera la visita de mamá” Alba alegre al ver llegar a Carlos saltó del asiento y corrió a su encuentro y le espetó que le dijera su nombre en el lenguaje de signos y Carlos emocionado y tembloroso al ver su actitud infantil respondió en su mismo lenguaje: mi nombre es Cardos y Alba irrumpió a reír.
domingo, 4 de septiembre de 2016
Relato: Alarma en la noche.
Desde que alquilamos la casita del pueblo habíamos visto por casualidad dos objetos no identificados.
Un abrasador domingo de agosto, vagando por la montaña fotografié el cielo. Eran las doce, la bóveda celeste despejada, sin apenas nubes. Nada había de extraño, simplemente quise conservar por instantes un pedacito de universo. Fue revisando las fotografías cuando pude observar que bajo la tímida luna oculta por la claridad y rayos de sol había un objeto metálico no reconocido, también se hallaba otro triangular con focos de luz infiltrado entre las nubes.
miércoles, 24 de febrero de 2016
Sueño de una tarde. Lluvia de meteoritos.
Sueño de una tarde. Lluvia de meteoritos.
Un atardecer de invierno pace tranquilo como sustraído de
cálida primavera en una pequeña aldea de alta montaña al norte de España.
Súbitamente el pueblo quedó en quebranto. Tras mirar al
cielo siguieron silentes avisos y afónicos llantos. Roncos gritos, ahogos de
condenados que en segundos atónitos sienten venir el derrumbe inmediato de sus
vidas. Mientras la cálida tarde caía para dejar paso al juego de sombras
de la luna, surgieron en el cielo lanzas untadas de fuego quemando tierra y
energía.
Son un grupo de meteoros que al atravesar la atmosfera
golpeados y encendidos en llamas dividen rocas en pequeños pedazos.
Pero no solo esto está ocurriendo en Europa. Simultáneamente
este hecho está ocurriendo en Centro América, solo que la caída de meteoros es
mucho mayor.
Ante el griterío de gente por el impotente pánico que se
avecina, miedo, huidas y gritos, no giran de nuevo para ver caer las brechas
del firmamento… mientras que escoltado por iluminados escombros cruza el cielo un
gran objeto, una roca cuyas particularidades de dureza mineral no pudo desintegrar
la atmosfera terrestre.
Es curioso, la gran roca baja desprovista de fuego y
mientras va acercándose sustrae de la tierra silbidos y ecos temblorosos que
nacen en la naturaleza.
Mientras va descendiendo se perfila su oscura imagen hasta
distinguir con asombro el cuerpo de inmensa ave, y mientras va cayendo se
distingue, rostro y manos de constitución humana, dirigirse hacia un lugar
determinado como si hubiera sido lanzado en jabalina.
Ante la gran expandida y huidas de gentes, una mujer se ha
escondido en una antigua caja de reloj vertical de madera artesana “lo primero
que encontró para protegerse” cuyo frontal de cristal se haya intacto y cuya
llave le sirvió para encerrarse por dentro.
Tras el vidrio ve dirigirse el ave hacia el reloj como un
rayo; lo rompe suavemente, la coge despacio entre hercúleas alas izándola hacia
el infinito.